jueves, 23 de diciembre de 2021

Un libro de cine

 

Breve historia del cine. Guía Filmaffinity 

Nórdica Libros. Varios autores, tapa dura, 416 páginas, 29,95 euros










Perdón por el titulillo, pero era casi inevitable. Un libro redondo con unas sólidas introducciones a cada capítulo -a pesar de estas firmadas por varios cátedros (o similar) de universidades-, con una magnífica selección de películas, algo particularmente útil en tiempos de las plataformas televisivas para huir como de la peste de la TV de las FET y las JONS podemita.

Lástima que no figuren en cada entrada de las películas, pero con una búsqueda, incluso en la web homónima, se resuelve.

Muy buena edición de los alegres chicos de Nórdica, con un papel reciclado estupendo, una encuadernación para que dure y un excelente tratamiento de textos, finalizado con una maquetación clara y efectiva.

A disfrutarla sin moderación. Como el alcohol. 

alfonso

O que arde

 

Dir. Oliver Laxe

Reparto: Amador Arias, Benedicta Sánchez

Galicia, 2019, 89 minutos

Filmin







Un western galego
Galicia siempre sorprende, por tierra, mar y aire. Y además, excepto algunos señalados ejemplos como este, carece de una narrativa que ponga de manifiesto, aunque sea levemente, su intrincada naturaleza. Recuerdo A Esmorga, un buen relato aunque abusara del tema en el metraje.

En este caso, tras una primera parte exacta, con una fotografía deslumbrante en el corazón del bosque, siempre cuesta arriba, derrapa en la segunda queriendo narrar el caso de un pirómano sobrevenido, con un final que no se merece. Debería haber continuado con el relato antropológico, de áspera comunión con la naturaleza, entre fragas y corredoiras pespunteadas de la maldición de esos montes, los eucaliptos, que aparecen muy bien citados en la trama cuando el protagonista los mira de reojo murmurando entre dientes sobre unos robles, unos carvalhos, enfermos. 

Muy bien los dos protagonistas absolutos que se autointerpretan, la música un poco a trasmano, con un Suzanne de Leonard Cohen siempre emotiva, pero metida a calzador.

Es una tierra que bien serviría de mejor marco a El poder del perro, con unos casos tremebundos profundamente enraizados en el aislamiento -o asilamiento que viene a ser lo mismo-, la ignorancia abisal y la superstición remachada a falta de escuelas. Es imposible olvidar el caso del holandés de Petín asesinado en tierras orensanas por un discapacitado del todo, por haberse atrevido a establecerse allí. 

Y eso en cuanto a la tierra. De la mar, lo dejamos para otra ocasión. 

Hay que tener cuidado cuando viajamos por sus paisajes. Podrías quedarte allí anclado como el pecio de un buque fantasma.
alfonso


lunes, 20 de diciembre de 2021

Fue la mano de Dios

 

Dir. Paolo Sorrentino

Reparto: Filippo Scotti, Toni Servillo, Luisa Ranieri...

Italia, 2021, 130 minutos

Netflix







Fellini, las gordas, sus pompas y sus obras
El encargo de Netflix al oscarizado Sorrentino debió consistir en pedirle una película felliniana trufada de sus cargantes obsesiones, de su galería de personajes, ya se sabe, las gordas, la loca, la pareja feliz pero infiel, el viejo, la baronesa loca, el hermano en calzoncillos... y así hasta rizar el rizo. Pero debieron advertirle de que no se diera a la magnífica ensoñación de sus otras películas, sobre todo La Juventud y La Gran Belleza.

Es un canto a Nápoles, la tercera ciudad más peligrosa en la que he estado tras Panamá y San Pedro Sula en ese lugar que no existe llamado Honduras. En el hotel te cambiaban el reloj, el mío bastante normal, por otro de tienda china para que no te lo arrancaran. Nada de eso sale en la película. Todo felicidad, incluida la pareja en que ella sobrelleva los cuernos con talante franciscano, la loca de cuerpo excelente que acaba en un psiquiátrico y la baronesa decrépita que se cepilla al protagonista para acabar con su virginidad. Incluido Maradona, el que se esnifaba hasta las rayas de cal del campo de juego.

Supongo que habrá cobrado sus buenos millones y ha hecho un trabajo digno, pero un completo déjà vu de tarde domingo. Cuenta con el gran Toni Servillo, con sus tics y su icónica presencia.

Poco más. Como decía mi padre, "una italianada". Claro, siempre mejor que una españolada, de esas de Cine de Barrio, franquismo químicamente puro en la televisión de Podemos.
alfonso


domingo, 19 de diciembre de 2021

Largo viaje hacia la noche

 

Dir. Bi Yan

Reparto: Tang Wei, Sylvia Chang, Vivien Li...

China, 2018, 133 minutos

Filmin








En efecto, la vida es sueño

Más de dos horas en que podríamos prescindir de los subtítulos y dedicarnos a ver las imágenes de un director jovencísimo, poderosamente influenciado por Wong kar Wei y Tarkowski y perfumado con unas gotas del lirismo de Terry Malick. No insistáis, no hay nada que entender y los símbolos, el reloj que señala la eternidad y la bengala lo contrario, son tan arbitrarios como sugerentes.

Pero la utilización del color, digitalizado, claro, como ya es costumbre, los encuadres, y el poderoso plano secuencia del final de más de treinta minutos, te mantienen pegado a la pantalla como si estuvieses viendo cuadros en una exposición animada. Sin que sea una performance de la petarda de Marina Abramovic, sino algo adherido al subconsciente.

Filmaffinity resume la -casi inexistente- trama: Luo Hongwu regresa a Kaili, su ciudad natal, de la que huyó hace varios años. Comienza la búsqueda de la mujer que amaba, y a quien nunca ha podido olvidar. Ella dijo que su nombre era Wan Quiwen.

Kaili, al sur de China, cercana a las cumbres de Nepal nos deleita con una cosmovisión del cutrerío chino, que en su peor versión nos brinda las porquerías de Amazón, y en la mejor, como en esta película, artefactos oníricos y habitaciones inundadas y goteantes de sueños.

alfonso

jueves, 9 de diciembre de 2021

Annette

 

Director: Leos Carax

Reparto: Adam Driver, Marion Cotillard, Simon Helberg...

Francia, 2021, 140 minutos

Filmin







Cunnilingus cantado
No hay nada peor que creerse tu propio -e impostado- personaje que al principio tiene gracia y luego mueve a compasión. Y más aun si ese personaje es francés, algo que ya denota pasión por uno mismo y tus insustanciales boutades, una expresión que solo podía ser, efectivamente, gabacha.

Sigue teniendo ese tono onírico de la extraordinaria y autoparódica Holy Motors, pero cuenta con el insufrible Adam Driver, un actor que cargará por la eternidad con su autoinflingido físico y su histriónico papel en Historia de un matrimonio. A Marion Cotillard se la desaprovecha a mitad de película, quizá por razones no convenientemente explicadas, y al muñeco digital que representa el papel de la niña que da título a la película se la podría confundir con una mezcla de un Pinocho más siniestro del original,  un Chuky algo sardónico, más una pizca de Echenique cuando baja de la silla de ruedas para orinar en los servicios del Congreso.

Demasiados gorgoritos incluso para militar en ese patético subgénero llamado musical, mezclando doblaje y original, la mejor escena es ese cunnilingus cantado como una misa mayor en la Almudena, pero con más desparpajo y más gracia torera.

Por supuesto atrae y su estrepitosa gestión del color, totalmente retocada al mejor estilo Wes Anderson, con esos verdes Hopper, te fija a la pantalla mientras el espectador evoca esa película mencionada de la limusina que recorre un París fantasma mientras sigue acariciándonos el subconsciente.
alfonso 





jueves, 2 de diciembre de 2021

El poder del perro

 

Dirección y guion: Jane Campion

Reparto: Benedict Cumberbatch, Jesse Plemons, Kirsten Dunst...

Coproducción Australia, UK, Nueva Zelanda

Netflix, 2021, 128 minutos







El esmirriado y el retorcido

Jane Campion da puntadas sin hilo desde su memorable debut en El piano. Lo único reseñable es el artefacto creado en Bright Star, un divertimento auspiciado por la BBC, que ahora da nombre a la productora de la neozelandesa.

Netflix apuesta como en El Irlandés, por supuestas grandes obras y se queda en puro humo. En esta historia no hay personajes, no hay background de la historia, no hay paisajes, ni  en Montana ni en los escenarios reales neozelandeses. Sí hay música, una banda sonora chirriante que acaba desquiciando al respetable a cargo de un desconocido Johnny Greenwood, hay que tomar nota del personaje, que debe ser el cuñado de la Campion.

La historia, tan mala como en la novela de Thomas Savage, no confundir con la homónima y muy estimable de Don Wisnlow, reproduce un Broke Back Mountain en clave de represión y psicología barata, perdón por la redundancia, al estilo de la que se prodiga tras las catástrofes, a manos de becarios en paro recién escupidos por las facultades del ramo. 

Un vaquero se encariña con un chavalito anoréxico tras hundir a su madre, casada en segundas nupcias con su hermano, un personaje desaparecido en la trama, mientras recuerda su antigua pasión por un tal Bronco Henry, ojo al nombrecito. La escena más patética es cuando el jovenzuelo descubre las revistas porno-homosexuales-culturistas del vaquero en un zulo del monte.

Como final, la frase bíblica que da título a tantas obras, que se supone alude al poder de los ricos sobre los pobres, o los desfavorecidos, como se dice ahora. 

Uno que de la Biblia sabe poco y desearía no saber nada, no capta los mismo que Bolsonaro de los Evangelios, y de los perros solo sabe que son mucho mejores personas que los seres inhumanos.

De largo.

alfonso

P.D. El "huevo de pascua" que la Campion ha dejado en un final críptico en la película y clarísimo en la novela ha instalado un debate que ha llegado al NYT. Unos los interpretan como genialidad de la guionista y directora y la mayoría como otra cortina de humo para encubrir un guion bochornoso y una dirección temblona. Son los tiempos que corren. Aparentar y no dar.