Dir. Asghar Farhadi
Act. Leila Hatami, Peyman Mohadi, Shahab Hosseini...
El pernicioso síndrome Renoir
Act. Leila Hatami, Peyman Mohadi, Shahab Hosseini...
El pernicioso síndrome Renoir
No he sido nunca fan del cine iraní, ese mito del arte y desmayo, ese icono del bolastristismo y el "no pasaná". Pero el citado síndrome hace que si te quedas sin entradas o llegas tarde a una película de tu elección optes por otra sala de las 18 que hay en la plaza de los Cubos, previamente descartada, que sí empieza a esa hora o, sospechosamente, no tiene problemas de aforo.
La multipremiada película del disidente y represaliado director iraní no es apta para misántropos en horas bajas o maníaco depresivos compulsivos, sin una cura preventiva a base de cazalla saltaparapetos. Recapitulemos: el abuelo tiene Alzheimer, los esposos se separan, la cuidadora es una fundamentalista que llama a su cura-ayatola porque cree que cambiar el pañal al abuelo es pecado. Además está embarazada, su marido la pega y aborta por un empujoncillo de su patrón. La hija adolescente sufre por la separación, el aborto criminal y las mentiras piadosas de su padre, y el marido de la Cospedal iraní es un tipo violento y peligroso que hace que Malamadre o Pepe, el central del Real Madrid, parezcan Marcelino Pan y Vino y Desmond Tutu respectivamente.
Aun así, superado a duras penas el deseo de escapar de la sala y darse a la bebida y a los psicotrópicos, la película tiene una excelente actuación, los iraníes la apreciarán más que los occidentales a los que se nos escapan muchos detalles y los premios sólo están justificados por la propaganda anti nuclear de Israel y sus muchachos.
O sea, que durante cincuenta y cinco años tuve razón en abstenerme del cine persa y sus oficiantes. La primera impresión es la que vale.
alfonso