Dir. Ziad Doueiri
Reparto: Ali Suliman, Evgenia Dodina, Reymond Amsalem...
Líbano, 2012, 95 minutos
Filmin
Al fondo del catálogo de Filmin, la mejor plataforma de cine aunque su tecnología deje algo que desear, se encuentran películas sinceras, sencillas y que han pasado (o no), con humildad por las pantallas de cine. Es el caso de esta, de origen libanés antes de que el país, la suiza de Oriente Medio, desapareciera entre la nube de la guerra civil y el humo de la explosión del puerto.
Un cirujano árabe integrado en la sociedad de Tel Aviv recibe en quirófano a las víctimas de un atentado en un restaurante de la ciudad. Al cabo de unas horas le llaman para que identifique el cadáver de su mujer, al parecer la autora del mismo, suicidada, -¿por qué lo llaman cínicamente inmolarse?- con un cinturón explosivo con el que ha matado a 17 personas, entre ellos once niños.
Al principio el protagonista se debate contra la doblez de su esposa y la ocultación de su militancia y acto final. Después busca las causas y transita de la sociedad de Tel Aviv a la de Nablus, muy bien retratada y con un veraz diseño de personajes.
Y no hay buenos ni malos, solo víctimas y verdugos de ambos lados. A la industria de Hollywood podría darle un ictus y dejarle paralizada su cara de cemento armado. La única conclusión es que mundos diversos no pueden mezclarse y que la integración es una farsa malintencionada.
Y que nadie conoce a nadie. Aunque duermas a su lado, mantén siempre un ojo abierto y una botella a mano. Whiskey irlandés malta 10 años como arma definitiva, a gollete contra la vida y contra uno mismo.
alfonso