domingo, 1 de diciembre de 2019

El irlandés

Ego, desmesura y beatería
Dir. Martin Scorsese
Act. Robert de Niro, Al Pacion, Joe Pesci...


EE.UU, 2019, 209 minutos

Producción, Netflix
















Ego, desmesura y beatería
Habría que nombrar el síndrome mediante el cual un director sin frenos ni barreras, con una producción -en este caso Netflix-, que no mira el presupuesto, se tira cuesta abajo a hacer una película al que le sobre generosamente metraje, le falta elipsis, algo imprescindible en el cine, y se pueda llegar a gastar 150 millones de dólares en atrezzo, en este caso el envejecimiento digital de sus personajes. Le pasó a Kore Eda en El tercer asesinato y a Terry Malick en El árbol de la vida. Y ahora al meapilas de Scorsese.

En tres horas y media, le sobran al menos 90 minutos, nos cuenta la historia de las mafias -hay una por cada grupo étnico de refugiados que han ido llegando a Estados Unidos-, en pleno esplendor tras la II Guerra Mundial, que encumbran a los Kennedy, organizan Bahía Cochinos, matan al presidente y a su hermano, se hacen con el control del Sindicato de Camioneros, y solo le falta nombrar un Papa. Aunque bien pensado...

Con unas actuaciones llenas de tics, excepto la de Joe Pesci, aunque dudo de que alguna vez deje de hacer de mafioso siniestro, el italiano da una lección de contar historias y sobre todo hacer cine, aunque a este le falte, paradójicamente, alma. La larga secuencia que antecede al asesinato de Jimmy Hoffa es para enseñar en las escuelas y no solo de cine.

Luego nos cuela la versión santurrona habitual de sus películas, -el director se reconoce católico militante-, saca un cura, perdona los pecados de todos incluso sin arrepentimiento y deja la puerta entreabierta supongo que a un final luminoso, a la redención eterna y al paraíso, que en el caso de Irlanda es un pub.

Un final ad hoc para spaghettis, no para irlandeses, quizá igual de católicos, pero mucho menos blandengues, melodramáticos y melifluos.
alfonso