viernes, 31 de julio de 2015

Lío en Broadway

Dir. Peter Bogdanovich
Act. Imogen Poots, Owen Wilson, Jeniffer Aniston...



EE.UU. 2014, 93 minutos
















El viejuno club de la comedia
No hay nada peor que querer hacer un homenaje y que salga una patochada lánguida, que trates de rememorar un clásico y te salga una película viejuna. Ni siquiera la producción de Wes Anderson, Gran Hotel Budapest, Moonrise Kingdom, todo un clásico en eso de los clásicos, ayuda, quizá solo en el magnífico diseño de los títulos de crédito, por aquello de su dominio del color.

Falla estrepitosamente el casting con un Owen Wilson tratando de imitar a Ryan O'Neal en versión todavía más blandita; acierta con la semi debutante Imogen Poots que se los come a todos, y a nadie se le ocurriría sacar al cenizo de Jennifer Aniston de las pizpiretas series de TV y menos en una comedia. El resto del elenco está pasado de vueltas, igual que la música, tipo Pantera Rosa, pero en cargante. El torrente de diálogos no tiene pausa ni ritmo... Y lo peor de todo: no tiene gracia, no provoca ni una mala sonrisa en este homenaje fallido a las screwball comedies de la Depresión que trataban precisamente de aliviar el mal trago.

Una lástima, tanto talento junto tan mal mezclado y tan bien realizado técnicamente, en una película que en su tierra no ha llegado a estrenarse en salas, solo en DVD e Internet. Debe ser debido al cretino integral de Quentin Tarantino, que protagoniza el insulto final en un cameo vergonzoso.
alfonso

miércoles, 29 de julio de 2015

Amy

A Facebook story
Dir. y guión: Asif Kapadia


Reino Unido, 2015, 128 minutos



El tráiler














A Facebook story
No solamente porque esté hecha exclusivamente en base de selfies, clips de vídeo aficionados, fotografías de paparazzi, imagenes pixeladas y grabaciones subrepticias casi ahogando al personaje en una avalancha infinita de imágenes recogidas por cualquiera con una cámara, en estos tiempos en que solo los mancos de ambas manos carecen de ella.

Sino también porque el mito se alimenta de la papilla primordial de la que nacen las estrellas que nos regalan su vida, a saber: abandono del padre, madre endeble, familia disfuncional, alcohol, drogas, muchas drogas, origen judío, promiscuidad y sexo compulsivo; un novio letal que la hace meterse de todo, un padre tóxico que se aprovecha del dinero que genera la diva y sus demonios; bulimia, anorexia, más drogas, mucho más alcohol, miedos, inseguridades, angustia, necesidad de ser amada y una sociedad dispuesta a devorarla y exprimirla hasta no dejar ni un penique por ganar.

Espléndida banda sonora en una sala que suena muy bien, magnífico montaje sincopado y abrasado de flashes, y una Amy omnipresente y poderosa, vulnerable y arrasadora.

Es decir, el cóctel perfecto para hacer una gran artista y un mito, un auténtico monstruo solo comparable en trayectoria y voz a Billie Holiday, que además vivió deprisa y compuso un bonito cadáver. Ya lo decía Woody Allen: "¿Acaso tiene que ser sucio el sexo? Hombre,  para hacerlo bien, sí".
alfonso


viernes, 17 de julio de 2015

Blind

La soledad era esto
Dir. Skil Vogt
Act. Ellen Dorrit, Vera Vitali, Henrik Rafaelsen...


Noruega, 2014, 96 minutos

















La soledad era esto
En Oslo y en la noche septentrional no debe ser difícil confundir noche, soledad y ceguera. Aunque esta sea su primera película como director, Skil Vogt es un reputado guionista y amigo de Joaquim Trier, al que le escribió su también ópera prima, la tristísima Oslo, 31 de agosto.

Aquí también sus personajes flotan dentro de su propio  líquido amniótico, siempre con un 100% más de sexo que en cualquier película española, para espantar sus males y elucubrar con sus fantasmas, ya sea en forma de chats, tríos, embarazos como esperanza de salvación, o de asomarse desnuda a esas ventanas que se cierran al mundo con un sonido de almeja.

Muy buena fotografía ásperamente luminosa, a la que acompaña una música minimalista en interiores poblados por fantasmas de lo que pudo haber sido y no fue, antes de que el invierno caiga como una losa sobre la tumba donde yace mi amigo.

No es fácil de ver, mereció el Sundance al mejor guión, dibuja algunos tópicos que probablemente sean más ciertos que la indefectibilidad de la muerte, pero te sumerge en un estado melancólico-lisérgico poblado de walkirias ciegas un poco sonámbulas, hijas espurias de Edward Hopper, de cejas profundamente rubias.
alfonso

jueves, 16 de julio de 2015

La mujer del monstruo

Dir. Salva Bolta
Dramaturgia: Alberto Conejero
Textos: VV.AA

Act. Natalie Pinot, Isabelle Stoffel, Ana Wagener, Amparo Vega-León, Eva Rufo

Matadero, sala Hormigón
El otoño de las matriarcas
Hay que ser muy audaz para atreverse a realizar cinco piezas cortas sobre las mujeres de los "monstruos" del siglo XX, Goebbels, Franco, Mussolini, Stalin y Ceaucescu, y escribir los textos en unos días, tal como adelantó el director al público, no hacer casi ensayos y presentarla como work in progress

Parece que todo vale en el Frinje, remedo fallido del mítico Fringe de Edimburgo que se celebra por toda la ciudad, en teatros, pubs, calles y plazas y aquí en ese rincón onírico que es Matadero, aunque se empeñen en cargárselo con chiringuitos estilo playero y parrilladas de conejo al ajillo.

No solo los textos son malos, las actrices a veces ni lo parecen, por una dirección hipster que fiel a su etiqueta, no es más que postureo en pantalón corto, jaleado por los autores y sus parejas. Solo se salva el texto que dice, muy bien, Ana Wagener, una auténtica actriz de mucho fondo, y algo el de Eva Rufo, transmutada en una neblinosa y delicada Svetlana Stalin que se cambió el nombre a Nadezhda Allilúyeva antes de perder, lógicamente, la chaveta.

Patética la pieza de Elena Ceaucescu y daba algo de penita la de Margherita Sarfatti de Nieves Rodríguez. De la de Magda Goebbels, mejor ni hablamos. 

Hay que subir el listón, hacer las cosas bien en vez de tanta y tan extensa programación, tan mal pagada por otra parte, y tras la crisis y las funciones en el salón de mi casa, el chiscón de la portera, el montacargas, el rellano de la pensión y otras mandangas, dejar las obras de colegio mayor y pedir más rigor a la farándula. Y que sigan alegrándonos la vida.
alfonso




domingo, 12 de julio de 2015

Retratos de familia

El escurridizo arte de naturalidad
 Dir y guión Anthony Chen
 Act. Yeo Yann Yann, Chen Tianwen, Angeli Banyani, Koh Jia Ler...




Singapur, 2013, 100 minutos














El escurridizo arte de la naturalidad
Hay algo peor que trabajar con chinos, hacerlo con chinos de Singapur, una ciudad que te recibe en su flamante aeropuerto con un cartel sobre los traficantes de drogas y un dibujo de tres muñecos ahorcados. La isla combina el espíritu fabril chino con la untuosa e hipócrita frialdad británica. Y un calor infernal.

A este joven director (1984) le espera una brillante carrera porque es un artista en el dificilísimo arte de narrar. Con sobriedad, mirada lateral, sensibilidad, un instintivo sentido del encuadre y una perfecta gestión del montaje, nos cuenta la historia de una familia atropellada por la crisis asiática del 90 que contrata a un filipina para que cuide de su hijo pequeño. 

Es la pequeña filipina la que acaba vertebrando a una familia que se hunde y estableciendo una sutil relación con el niño, mitad maternal, mitad compañera de juegos.

Y todo con una puesta en escena tan fea como la vida misma en esa ciudad de plástico en que solo destaca el Hotel Raffles y el Singapore Sling, del que te puedes beber hasta cinco antes de que notes que como a  Somerset Maugham, un habitual del lugar, se te instala en el hígado alguna empatía por esos chinos extremos de alma robótica.
alfonso




viernes, 10 de julio de 2015

El mundo sigue

Dir. y guión Fernando Fernán-Gómez
Act. Lina Canalejas, Gemma Cuervo, Fernando Fernán Gómez, Agustín González...



España, 1963, 121 minutos











(S.C.) Años de polio y plomo
La historia es conocida ahora que se exhibe a bombo y platillo. Sólo tuvo un pase en su estreno en 1963 y luego se retiró por presiones de la censura. Se trataba de un proyecto personal de Fernando Fernán-Gómez en que se empeñó hasta las cejas para llevar a la pantalla una novela impresentable de un barojismo rácano, ramplón y costumbrista de Juan Antonio Zunzunegui, que se reclamaba sin embargo, seguidor de Unamuno. Peor para él.

Ciertamente Don Fernando le dio la vuelta haciendo de su trama vitriolo: una familia del barrio de Maravillas de Madrid, no más pobre que la media, que tiene tres hijos, un cura rebotado del seminario, una malcasada con un tarambana y una mujer de la vida ancha como dicen en la película, que odia a su hermana y se gana la vida haciendo de querida de los ricos de Chicote. La autoridad, a la que tanto odiaba el anarquistón del buen Fernando, nos la presenta en forma de guardia urbano, chusco pero contagiado del autoritarismo patrio. Del beato se ríe todo lo que se podía en aquella época.

Mal filmada, con fotografía y montaje antediluviano, -estamos hablando de una época en que ya se había estrenado Viridiana o Roma ciudad abierta por ejemplo-, representa el cenit del raquitismo de la industria, aunque los actores cumplen sobradamente.

Merece asomarse a ese Madrid de mi infancia para atisbar el machismo lacerante, los niños descalzos y las gambas con gabardina, el mundo del fútbol y la quiniela cazallera, la hipocresía jesuítica, los botellines de El Águila, las meriendas de mucho pan y poco chocolate, el Haiga, las cerilleras, loteras, soldados piojosos, excombatientes de la División Azul ... La sociedad enferma creada por el franquismo y una guerra que no parecía acabar jamás. 
alfonso

viernes, 3 de julio de 2015

Atchúusss!!!

 Dir y adaptación: Carles Alfaro
Act. Malena y Ernesto Alterio, Enric Benavent, Adriana Ozores, Fernando Tejero



Teatro La Latina
Solo faltaba la voz gangosa
De unos entremeses alimenticios que hacía Chejov de joven bajo el seudónimo de Antosha Chejonte y de diversos textos humorísticos publicados en lo que ahora llamaríamos tabloides, trufada de anacronismos y gags desteñidos se estrena esta comedieta en La Latina. ¿En qué otro lugar si no?

De todos los recursos de cómicos de la legua como diría Don Fernando, solo quedaba el último cartucho, la voz gangosa, para hacer reír al respetable, que en un teatro abarrotado hacía sonar los abanicos, iluminaba los móviles de vez en cuando para no perderse la última memez del Whatsapp y soltaba alguna risotada más propia de revista tardo franquista. 

La obra, que hila cinco gags terriblemente alargados, va ganando, o mejor, deja de ser un tostón en el último cuarto de hora cuando los lunfardismos de Ernesto Alterio, -¿cuanto tiempo lleva en España sin perder el acento porteño?- se quiebran en los vericuetos de su impostado gracejo. Los demás no están mejor, quizá debido a una dirección perdida, que hace que actrices eficaces como su hermana y la Ozores participen del mismo naufragio.

O quizá es que a mí nunca me ha gustado el vodevil, los ropones de época, los micrófonos en los teatros, los muebles de viejo, Lina Morgan y Juanito Navarro, transmutados en los intérpretes habituales de una serie Z cualquiera de esta tenebrosa televisión.
alfonso