domingo, 9 de septiembre de 2012

El río que era un hombre

Dir. Jan Zabeil
Act. Alexander Fehling

Alemania 2011













Hipnosis de barracón de feria pueblerina
Bendecida por el gran Herzog al que imita descaradamente haciéndole un pobre homenaje, ha triunfado en todos los festivales en que ha concursado, especialmente en el de Donosti del pasado año, en la sección Nuevos Directores. Cosas más raras se han visto, sin ir más lejos el León de Oro de hoy a la última parida del coreano Kim ki Duk, Pietá, que no se la traga ni un estructuralista alemán en un receso de los Juegos Paralímpicos. Y lo digo con conocimiento de causa porque alguna de ese pavo ya me he tragado.

En esta, un guiri que milita como tal en pleno delta del Okavango, Botsuana, sale de excursión con un guía autóctono, y tras pasar una primera noche con el viajero fallece. Al espectador no le extraña que muera de puro aburrimiento después de la apasionante conversación que le da el germano, que hace que la Merkel parezca unas castañuelas cuando promete quitarles las pensiones, arrancar las semillas y fusilar a los niños de  los países PIGS.

Luego el guiri deambula por el delta más perdido que un abstemio en Salou, contacta con los locales, que no se muestran muy contentos de que se haya deshecho del cadáver, intenta cazar un cocodrilo que presuntamente se ha comido al muerto y cuando nos tememos lo peor, es decir, que la película dure otra hora y media más, nos lo encontramos en el avión de vuelta a casa.

Se anuncia como hipnótica y contemplativa y yo la encuentro más lisérgica, que sería la única manera de verla con cierto aprovechamiento.
alfonso