viernes, 28 de febrero de 2020

martes, 11 de febrero de 2020

Vidas ocultas

Tumbas sin nombre
Director: Terrence Malick
Reparto: August Diehl, Matthias Schoenaerts,Bruno Ganz...

EE.UU, 2019, 174 minutos


















Tumbas sin nombre
Una obra a la que le sobra metraje y redundancias, arropada en el más puro estilo Malick,  absolutamente inimitable: grandes angulares, naturaleza en todo su esplendor, agua, símbolos, contrapicados, primeros planos, steady cam, años de montaje, una banda sonora excelsa y una fotografía envuelta en una luz un poco más sombría de lo habitual con predilección por los contraluces muy amortiguados y sin utilizar luz artificial.

Cuenta la historia de uno de los primeros objetores de la historia, el austriaco Franz Jägerstätter, que se negó a jurar lealtad a Hitler, sin que creyese que el gesto iba a crear escuela o tener repercusión alguna en el devenir de la historia. Simplemente no hacía algo que le repugnaba. 

Alrededor, la Iglesia siempre velando por su rebaño, es decir los poderosos, y los convecinos de Frank, alegres tiroleses, que pasan de invitarle a cerveza a escupir a su paso. Malick ha tenido el acierto de dejar en alemán parte de los diálogos a pesar de la versión doblada, para admirar en directo un idioma que alcanza su esplendor en el insulto y el odio.

Hay que ir a verla como se va a ver ópera, con distancia y pasión, arrobo y algo de prevención. Y hay que salir deleitados por las tres horas de cine siempre impostadamente lírico, en el que la voz en off nos mece y arropa, pero sin creer que el ser humano, incluso el de Malick, no se merezca un final aciago para contento del planeta y sus otras criaturas. Tenemos esperanza en que el cambio climático lo consiga.

Inspirada en la novela de Georges Elliot, Middlemarch, la película acaba con una cita del autor: 

"...que las cosas no sean tan malas para ti y para mí como pudieran haberlo sido, se debe en parte a tantos que vivieron fielmente una vida oculta y descansan en tumbas que nadie visita".

Vidas ocultas, cenizas esparcidas al viento.
alfonso

martes, 4 de febrero de 2020

La ceniza es el blanco más puro

China es un tigre de papel
Dirección Jia Zhangke
Reparto: Zhao Tao, Liao Fan, Xu Zheng...


China 2018, 135 minutos


















China es un tigre de papel
Tras la apabullante Más allá de las montañas, nombrada mejor película del año 2016 por esta web, el director Jia Zhangke, vuelve a su territorio bosquejado en Un toque de violencia, en que reinan la barbaridad medio ambiental y política de la presa de las Tres Gargantas, la transacción (sic) al capitalismo en China y a la acumulación primitiva de capital a manos de mafiosos; y  a su musa, Zhao Tao, que sigue encabezando esa sutil oposición en las pantallas que los neo maoistas toleran de mala gana.

La apasionada historia de amor se envuelve en los colores de Wang kar Wai, -que previamente le había escamoteado a Edward Hopper algunos verdes-, en la música ramplona occidental, aquí YMCA  de Village People, ayer Go West de Pet Shop Boys, en una actuación finísima de todos sus actores que siguen hipnotizados a la protagonista absoluta.

Hay que tener cuidado si se ve en televisión porque si pierdes el hilo emocional, si no atiendes a las mágicas elipsis, si no te dejas ahogar por su inmensa intensidad, la película puede pesar como la losa de la tumba donde yace mi amigo.

Ahora que los murciélagos siembran de virus el gigante asiático -y al resto del mundo- con los pies de tigre (de papel), quedan al descubierto los miles que se resisten al chop suey con coca cola, al turismo Gucci style, al todo a cien mil, a mafias desteñidas de Rolex falso, y recorren un país a punto de ser transformado en barro del color de piel de rata, buscando el blanco más puro.
alfonso