viernes, 19 de febrero de 2016

El renacido

Fundamentalismo baptista
Dir. Alejandro G. Iñárritu
Act. Leonardo di Caprio, Tom Hardy, Domhnall Gleeson...



EE.UU. 2015, 156 minutos















El rechingado
Uno pensaba que Iñárritu, tras su primera fase de tremendismo reaccionario de la mano de su guionista meapilas Guillermo Arriaga, había dado un giro a su carrera con Birdman. Me equivoqué. Vuelve a su esencia tremebunda y beata lo que me hace suponer que las características de la etapa anterior se debía por igual a los dos amigos, ahora enemigos íntimos.

Dos horas y media de sinvivir para el espectador que asiste atónito a una ración de gore en primer plano, -incluso empañando la cámara con el aliento buscando una fotografía más que excelsa, impactante-, a una colección de disparates de un guión absurdo y chapucero; a una sucesión de desgracias que acaban además por aburrir, y a algunos detalles de fundamentalismo baptista -¿renacido como George Bush?- donde el malo lo es porque su padre no le enseñó religión y confundió a dios con una ardilla y con una escena delirante ante unos frescos bizantinos en una capilla derruida en medio de la nieve, como metáfora extrema de la salvación.

El protagonista no deja de poner unas caras ante la steadycam que al principio producen repelús y luego curiosidad por contarle las caries y los mocos y ver qué otras barbaridades le pueden suceder tras comerle un oso, enterrarle vivo, sobrevivir a unos rápidos congeladores, caerse por un precipicio con su caballo, cicatrizarse las heridas con pólvora, comer carroña... y seguro que mi mente ahíta ha borrado algunas otras escenas. Me sigo quedando con el original, El hombre de una tierra salvaje

No sé si a Di Caprio le darán el Oscar, pero seguro que se merece la Medalla a los Sufrimientos por la Patria. O por la pasta, que es lo mismo.
alfonso