sábado, 23 de enero de 2016

Lo mejor (visto) del 2015

Ni pena, ni gloria, sino todo lo contrario



 Mejor película: MacBeth











Mejor director: Alejandro González Iñárritu por Birdman












Mejor actor: Brendan Gleeson y Michael Fassbender ex aequo por Calvary y MacBeth











Mejor actriz: Kalieaswari Srinivasan por Dheepan


 Mejor montaje y banda sonora: Amy












Mejor guión adaptado: En el corazón del mar












 Mejor obra de teatro: La pechuga de la sardina









Bodrio del año: The martian-The murcian












La gran apuesta

La gran apuesta
Dir. Adam McKay
Act. Chritian Bale, Steve Carrel, Ryan Gosling, Brad Pitt...






EE.UU. 2015, 130 minutos













Moloch o las verdades del barquero contadas a los gringos
Hace 15 años en la misma plaza de los Cubos donde exhiben la película, un amigo bancario me hablaba de una cosa que acaba de llegar a España y tenía a todos lo que trabajaban en el sector sorprendidos: las hipotecas subprime. Se trataba de un producto hipotecario de baja calificación que se agrupaba en bonos y se vendían como rosquillas.

Luego llegó la burbuja inmobiliaria y se empezaron a conceder hipotecas casi sin que uno quisiera, cuantas más mejor, cuanto más elevadas, más alegría: para el coche del niño, la reforma de la casa, el crucero hortera, (perdón por la redundancia)... Conocí a una dominicana que limpiaba casas y tenía tres pisos con sus correspondientes hipotecas, que alquilaba a sus paisanos. El resto de la historia es conocida.

La película lo cuenta a la americana, esto es, con triunfadores que lo descubren, digamos, leyendo toda la letra pequeña y apostando en el sistema financiero de casino contra los bancos. Por supuesto se hacen millonarios y además, aquí reside el detalle, son héroes. Súper Tío Gilito. 

Entre medias dicen cosas evidentes, se cambian las trabajadoras de la limpieza dominicanas por bailarinas de striptease de Arkansas, se achacan las culpas a los malos, muy malos, y de paso apuntalan el sistema que ha hecho posible el contubernio desde que ganaron la Guerra Fría. De la infinita codicia del género humano sobre la que flota Moloch ni una palabra, ni un mal aullido.

Buenos actores, buen guión, y ruido, mucho ruido, desde el heavy hasta las voces excitadas de esos chicos tan rubios, tan blancos, tan listos... tan buenos peliculeros.
alfonso