Dir. Rodrigo Sorogoyen
Reparto: Luis Zahera, Marina Föis, Diego Anido...
España 2022, 137 minutos
¿Es lícito retorcer una historia y falsearla hasta que se adapte a tus intereses? Ni siquiera se menciona en los créditos que es una historia inspirada o que es una recreación. Yo seguí el caso con interés en su momento y leí casi todo lo publicado.
Pero Sorogoyen ha optado, cómo no, por los premios y los aplausos de la política patria. Y por la pasta en forma de premios y subvenciones.
Para ello cuenta con un guion endeble y más falso que el discurso de Tamames en el Circo de las Cortes, para contar una historia de feminismo y sororidad, donde el peso recae en la mujer del recién llegado a Ourense para buscar su arcadia rural.
La escena, larga y tediosa, entre madre e hija, es más propia de teatro, quizá de un Ibsen menor, que de cine. Y para sororidad, el ejemplo de la lideresa Irene pugnando con Tania hasta desterrarla hacia la nada, cuando luchaba por el macho alfa y el escaño.
Sorogoyen miente en la muerte del holandés para componer una escena patética que quiere recrear la de la rapa das bestas. Miente en el desenlace, no acaban ambos hermanos en la cárcel. Desdibuja un personaje clave, el discapacitado intelectual, es un decir, y juega con la madre según conviene a los intereses del guion. Miente sobre los generadores eólicos, algo que se inventa, cuando el forastero lo que quería era quedarse con parte del dinero por la riqueza forestal del pueblo.
Y desperdicia la historia privándola de ritmo y tensión dramática. Lo mejor, un Luis Zahera sobrecogedor.
Tras la desilusión de la Transición muchos se echaron al campo en busca de su paraíso rural. La realidad en muchos casos se asemejaba más al Santoalla ourensano, hijo de la ignorancia y la pobreza que es lo que realmente vacía España, que a una comuna hippie de vallecanos desilusionados del FRAP y definitivamente desnortados. Claro que algunos optaron con perspicacia por el chalet con piscina.
alfonso