sábado, 10 de noviembre de 2012

En la casa

 Dir. François Ozon
Act. Fabrice Luchini, Kristin Scott Thomas, Emmanuelle Seigner















El penúltimo de la fila
A partir de los cincuenta hay que hacer caso siempre a los prejuicios, porque a esa edad ya se han fundamentado con solidez. Así, luchaba contra la voz interior que me aconsejaba no ir a ver una película francesa que versa sobre la burguesía, menos aun si se trata de burguesía rural o de ciudad de provincias. Para colmo, el director se reclama admirador rendido de Eric Rohmer. Sólo falta Lelouch, -me dije al leer el programa de mano-, y me salgo antes de entrar.

A partir de un libro del dramaturgo Juan Mayorga, el director y autor de la película quiere tejer una historia desasosegante al estilo de Teorema de Pasolini, pero en gabacho, sobre un joven de clase obrera que se asoma y se cuela en una familia burguesa desde una perspectiva de narrador de historias, observador impenitente desde la última fila.

Lo que consigue es una historia aburrida, sin ritmo, minada de lugares comunes, con unas actuaciones aseadas e hidrófilas y unos personajes sacados de lo peor del imaginario de la Europa meridional, por ejemplo los ninots de las Fallas de Valencia. Sorprendentemente, -o no-, le han dado la Concha de Oro en San Sebastián.

Lo único que prometía es la historia, porque ciertamente atestiguo que existe esa atracción por la familia que no es la tuya.

¿Era mi pasión por la señora Gray, en sus comienzos, en cualquier caso, algo más que una intensificación de la convicción que todos teníamos a esa edad que las familias de nuestros amigos eran mucho más simpáticas, amables e interesantes ─en una palabra, más deseables─ que la nuestra?
John Banville, Antigua luz

alfonso