viernes, 27 de mayo de 2016

Madame Bovary

Madame Bovary
Directora: Sophie Barthes
Act. Mia Wasikowska, Paul Giamatti, Rhys Ifans...



Francia, Bélgica, Alemania, 2014, 118 minutos
















Bovary y Beauvoir se escriben con efe
Mal empieza la película hablando en inglés, sin duda una concesión a la señorita Mia Wasikowska, australiana, magnífica, especialista en esta clase de papeles, con una Jane Eyre memorable.

Se trata de una versión libre y aligerada de la novel directora que no acierta con el tono general, exhibe una fotografía desganada de cielos quemados e interiores planos en digital y un montaje y narración trompicados.

El vestuario es realmente excelente pero no se le saca partido al igual que la música, interpretada por la sinfónica de San Petersburgo. La ambientación de esa pesadilla burguesa que es la campiña francesa también es sobresaliente pero se pierde por el poco oficio de la directora que pasa por alto los detalles y no se detiene en lo realmente importante, aunque retrata bien la asfixia vital de una joven romántica buscando su papel en un mundo de hombres.

Una de las primeras novelas modernas que abordó un tema de absoluta novedad en su tiempo, con un aire un tanto moralizador pero que ha dejado un aroma que llega hasta nuestros días con diversa fortuna y un relato que se pierde en el Tercer Mundo y puede llegar al absurdo en Occidente.
alfonso



domingo, 15 de mayo de 2016

Absolutamente todo

Absolutamente todo
Dir. Terry Gilliam
Act. Simon Pegg, Kate Beckinsale y el perro Mojo...


UK, 2015, 85 minutos

















Monty Phyton revisitado
En realidad se trata de otra de las chaladuras de Terry Gilliam donde ponen voces sus antiguos colegas del mítico grupo inglés, sublimes inventores de La Vida de Brian. Y también aparece Robin Williams por última vez antes de su suicidio, poniendo voz al perro.

Un grupo de extraterrestres tropieza con la sonda Pioneer, esa que la NASA lanzó en 1974 con una placa en que aparecían dos figuras humanas y deciden exterminarnos aunque antes conceden a un mortal el poder de realizar absolutamente todo. Y en eso consistirá la prueba; si la supera haciendo el bien sobreviviremos, si falla nos destruirán.

No es que sea brillante, pero te ríes, la segunda cosa más importante de la existencia humana. El guión no deja tecla british por tocar: su amor por los animales a la par que su desprecio por  los americanos, el sexo, los editores de libros, la BBC y su vulgarización galopante, la policía londinense (les hace vestir uniforme rosa), la religión, y el estúpido ser humano en general. Por supuesto es el perro quien se acaba haciendo cargo de la tarea con éxito.

El primer deseo que formula el protagonista es obvio. El tamaño de su primer órgano favorito. Cuando su deseo sobrepasa sus más febriles expectativas, exclama: "No tan grande. Que tenga el aspecto que vuelve locas a las mujeres..." 
Para acabar añadiendo: "Pero blanca".
alfonso


viernes, 13 de mayo de 2016

El hombre perfecto

Un hombre perfecto
Dir. Yann Gozlam
Act. Pierre Niney, Ana Girardot, Valeria Cavani...


Francia, 2015, 104 minutos

















Un dilema de ficción
Un tema ya abordado por el cine con mejor fortuna, El ladrón de palabras sin ir más lejos, y algo que se le ha pasado por la cabeza a todos aquellos que alguna vez han entregado un manuscrito a una editorial.

¿Qué hacer si te encuentras sin dueño aparente un manuscrito perfecto? La alternativa dramática es, por supuesto, apropiártelo, y el guión se encargará de que se convierta en un best seller, nunca en eso que llaman una obra de culto. Hay que imaginarse por ejemplo que un escritor de tercera, pongamos algún Reverte, se encuentra el manuscrito de El Guardián entre el centeno. ¿Qué haría Arturito con su testosterona rancia, su fábrica de negros y esa obra maestra? Ya, quemarla, lo sabíamos.

Se pilla antes a un mentiroso que a un cojo y además está el síndrome de la segunda obra y la página en blanco, aquí representada por el cursor temblando al principio del archivo.

Chata, previsible, con una puesta en escena simplona, temblando toda de correcta y desnatada, se ve con cierto aburrimiento esperando algún tic o algún guiño al oficio literario que acaba por no llegar; solo se salva por el final y una correcta interpretación.

En efecto, el dilema se resolvería si el que se encuentra el diamante en bruto se convierte en editor. Pero ni así. Son tan brutos y tan ganados por la cuenta de explotación que si tropezaran con un buen manuscrito, escribirían la carta plantilla: "Lamento comunicarle que a pesar del interés de su libro, no encaja y bla, bla, bla..."
alfonso

viernes, 6 de mayo de 2016

Ahora sí, antes no

Ahora sí, antes no
Dirección y guión: Hong Sangsoo
Act. Jae-Yeong Jeong, Min-Hee Kim, Asung Ko




Corea del Sur, 2015, 121 minutos















Dejarse ir, fluir
Un director de cine que ha llegado a un pase de sus películas un día antes del evento conoce a una chica solitaria que pinta. En la primera mitad la cosa acaba mal, cada uno por su lado y frustrados. Entonces el director -de la película que estamos viendo-, vuelve al principio, a contar de nuevo la historia con leves variaciones. Y ahora sí, antes no.

La ventaja de las cámaras digitales es que cualquiera puede hacer una película y contar una buena historia con un presupuesto de 100.000 dólares en total. El inconveniente es la fotografía, blancuzca, sin definición, más en un paisaje helado, ribeteado por la niebla y el frío. Como además a los coreanos les gusta jugar con la tecnología se inventan un zoom que remeda la rueda del ratón cuando haces scroll sobre un mapa de Google, por ejemplo. Raro, raro.

Por lo demás un encanto, la historia, la coreana, fina como una porcelana, las sutiles variaciones, el cambio de colores sobre un cuadro que nos enseña en la primera parte pero no en la segunda, algunas frases con un matiz diferente. Y según nos indica el director de verdad en la cinta y el director en la ficción, todo consiste en dejarse ir, en experimentar a ver el resultado, en atreverse a improvisar... Una alquimia a la coreana.

O sea que be water my friends!
alfonso

jueves, 5 de mayo de 2016

Animales nocturnos

Animales nocturnos
Dir. Carlos Tuñón
Act. Jesús Torres, Pablo Gómez-Pando, Viveka Rytzner, Irene Serrano.



Sala pequeña del Fernán Gómez

Texto de Juan Mayorga













Un puñado de hipsters en busca de autor
No hay nada peor que creerse su propio personaje y el autor se mira en su artefacto embelesado con su propio ombligo. 

Para ello junta unos cuantos conceptos, la dialéctica hegeliana amo esclavo que tanto gustaba a Brecht travestida hoy en el "sin papeles". Las mujeres en segundo plano que esconden nadie sabe muy bien qué secretos, confesables del todo. El libro zen con espejo incluido para reflejarse uno mismo. El zoológico con sala de animales nocturnos. Sherezade, el zorro y el erizo... 

Y algunas bobadas más alicatadas hasta el techo, con una puesta en escena tremebunda estilo Lego pero en madera donde se abren ventanitas para cambiar de escena, tipo casita de muñecas sacada de la pesadilla adolescente de una señorita victoriana cursi. Por cierto, estrenada en la Abadía con mejor fortuna.

Por no hablar de la actuación, mal dirigida, con una gestualidad de colegio mayor y unas frases impronunciables de las que no puede responsabilizarse al elenco.

El final con mutis impostado y jugando al despiste con el respetable, algo que no parece importar a Mayorga, es el broche final de un teatro posmoderno que esconde su vacuidad con fuegos de artificio de baja intensidad.
alfonso

lunes, 2 de mayo de 2016

Las princesas del Pacífico

Las Princesas del Pacífico
Dir. José Troncoso
Act. Alicia Rodríguez y Belén Ponce de León



Teatro La Guindalera, 70 minutos, 2015















Del Callejón del Gato al crucero zarrapastroso
Podría parecer que La Zaranda se hubiera hecho a la mar. Teatro pobre, bufonesco, entre el esperpento y la farsa de los espejos truchos del Callejón del Gato madrileño, muy bien actuado por un par de actrices que me recordaban a un ex cuñada cordobesa, por el acento y los dichos y por las chaparronas de recibir en casa que le afeaban el look de ejecutiva de empresa del Opus.

Una tía y su sobrina de barrio castizo, ensimismadas en la televisión más abyecta, -aunque todas son iguales, es como decir que hubiera una silla eléctrica más humana que otra-, resultan agraciadas con un crucero y pasan de Tele5 a Nautalia, con el mismo nivel de colorido, furia y ruido. 

Al texto le falta un pelín de surrealismo patrio y algunas transiciones más fluidas entre cuadros, además de un final más en línea Picalagartos. La música tampoco entra demasiado bien. La actuación casi impecable y te ríes con ganas. Funciona.

A fuer de pedir, uno pediría murcianos en lugar de andaluces, barrio catalán en lugar de madrileño, más Buñuel y menos Valle, más Mediterráneo y menos Pacífico; en definitiva más Abba y menos Shigueru Umebayashi. Pero nadie es perfecto. Ni siquiera las bebidas de barco. Con su sombrillita...
alfonso