viernes, 29 de enero de 2016

Spotlight

Todos los hombres del Papa
Dir. y guión TomMcCarthy
Act. Michael Keaton, Mark Ruffalo, Liev Schreiber, Rachel McAdams...


Estados Unidos, 2015, 128 minutos










Todos los hombres... del Papa
Irlanda está casi a la misma latitud que Boston y durante la hambruna de la patata miles de irlandeses se establecieron allí. Luego los curas acudieron a servirse de su parroquia, aprovechando como en la tierra madre su condición de participantes en la guerra contra el inglés, que les daba derecho al botín de guerra. Allí fueron destinados muchos pederastas irlandeses para cubrir sus fechorías, incluidas las monjas de la Magdalena. 

No son los curas manzanas podridas. Es la iglesia católica la que cree que tiene derecho incluso de pernada, por sus múltiples cruzadas, contra los ingleses, contra los rojos, contra cualquiera que amenace su poder. Mantienen lejos a las mujeres, del oficio, la jerarquía y las rectorales. Eso sería normalizar su reino, su especie.

La película recuerda a las legendarias de Todos los hombres del Presidente, claro y Detrás de la noticia, con esa épica escena de Michael Keaton y Glen Close peleando por parar la rotativa. ¡Qué tiempos aquellos! Magnífico guión y actores. Lástima que hayan querido huir del sentimentalismo y les haya quedado una película fría como las manos de un pederasta, la sonrisa de una serpiente.

Tras el polaco y el nazi, ahora han puesto un "cura colega" con acento porteño al frente de la parroquia para no perder clientela. Siguen siendo los mismos canallas.
alfonso

sábado, 23 de enero de 2016

Lo mejor (visto) del 2015

Ni pena, ni gloria, sino todo lo contrario



 Mejor película: MacBeth











Mejor director: Alejandro González Iñárritu por Birdman












Mejor actor: Brendan Gleeson y Michael Fassbender ex aequo por Calvary y MacBeth











Mejor actriz: Kalieaswari Srinivasan por Dheepan


 Mejor montaje y banda sonora: Amy












Mejor guión adaptado: En el corazón del mar












 Mejor obra de teatro: La pechuga de la sardina









Bodrio del año: The martian-The murcian












La gran apuesta

La gran apuesta
Dir. Adam McKay
Act. Chritian Bale, Steve Carrel, Ryan Gosling, Brad Pitt...






EE.UU. 2015, 130 minutos













Moloch o las verdades del barquero contadas a los gringos
Hace 15 años en la misma plaza de los Cubos donde exhiben la película, un amigo bancario me hablaba de una cosa que acaba de llegar a España y tenía a todos lo que trabajaban en el sector sorprendidos: las hipotecas subprime. Se trataba de un producto hipotecario de baja calificación que se agrupaba en bonos y se vendían como rosquillas.

Luego llegó la burbuja inmobiliaria y se empezaron a conceder hipotecas casi sin que uno quisiera, cuantas más mejor, cuanto más elevadas, más alegría: para el coche del niño, la reforma de la casa, el crucero hortera, (perdón por la redundancia)... Conocí a una dominicana que limpiaba casas y tenía tres pisos con sus correspondientes hipotecas, que alquilaba a sus paisanos. El resto de la historia es conocida.

La película lo cuenta a la americana, esto es, con triunfadores que lo descubren, digamos, leyendo toda la letra pequeña y apostando en el sistema financiero de casino contra los bancos. Por supuesto se hacen millonarios y además, aquí reside el detalle, son héroes. Súper Tío Gilito. 

Entre medias dicen cosas evidentes, se cambian las trabajadoras de la limpieza dominicanas por bailarinas de striptease de Arkansas, se achacan las culpas a los malos, muy malos, y de paso apuntalan el sistema que ha hecho posible el contubernio desde que ganaron la Guerra Fría. De la infinita codicia del género humano sobre la que flota Moloch ni una palabra, ni un mal aullido.

Buenos actores, buen guión, y ruido, mucho ruido, desde el heavy hasta las voces excitadas de esos chicos tan rubios, tan blancos, tan listos... tan buenos peliculeros.
alfonso



jueves, 21 de enero de 2016

Tres hermanas (Guindalera)

Nunca llegaremos a Moscú
Compañía Guindalera

Dir. Juan Pastor
Act. Victoria Dal Vera, María Pastor, Ariana Martínez...

Anton Chéjov

Teatros del Canal












Ya nunca llegaremos a Moscú
Un gran montaje para una gran obra, aunque no sea uno de mis favoritas del gran escritor ruso en que retrata como nadie la vida de provincias en una ciudad sin nombre de Rusia. Y la retrata con esa finísima sensibilidad del médico metido a escritor que tenía un ojo prodigioso para las escenas de familia y atisbar lo que se venía encima de una sociedad esclerotizada.

Uno recuerda su juventud, a los rusos hay que leerlos siempre en la postadolescencia, cuando todavia crees en el romanticismo de las noches blancas y en la arrebatadora pulsión de los sentimientos. Se la vi a la Compañía del Festival Internacional Chejov de Moscú de la mano de los urdidores de Cheek by Jowl, Declan Donellan y Nick Ormerod y claro, el alma eslava pesa. No hay nadie como los rusos para interpretar a los rusos... y a casi todos.

Un gran montaje, digo, para una obra muy difícil, larga, -yo recortaría algunas escenas y algo del texto-, muy bien actuada en su conjunto, especialmente por las hermanas, con vistoso vestuario y algo pobre puesta en escena. Tampoco ayuda el horrible marco de los Teatros del Canal de Ubuadella Rey, sobre todo si estamos acostumbrados a la bombonera de La Guindalera, que recoge lo mejor de la utopía chejoviana.

Hoy que muchos vuelven al campo, por devoción u obligación, conviene no olvidar el tedio cansino de una sociedad rural, capaz de sepultar los sentimientos que laten incluso en los ardorosos corazones de las hijas de la Gran Madre Rusia. 
alfonso

viernes, 8 de enero de 2016

El club

El club de los curitas muertos
Dir. Pedro Larraín
Act. Alfredo Castro, Roberto Farías, Antonia Zegers...



Chile, 2015, 97 minutos















El club de los curitas muertos
Cuatro curas y una monja que les cuida se esconden de la justicia civil en una casa de la iglesia, al sur de Valparaiso. Uno es cura castrense colaborador de la tortura en la dictadura, otro pedófilo, otro robaba niños y los vendía y otro es un demente que no recuerda ni sus crímenes. La monja se compró una niña en África para maltratarla. Es decir, unos auténticos profesionales.

Cuando llega otro cura pedófilo le persigue una de sus víctimas desde niño, drogadicto, enloquecido, una auténtica ruina humana que comienza a cantar sus penas ante la casa logrando que el recién llegado se pegue un tiro. Y entonces llega la "nueva iglesia", uno de esos curas que  en el colegio llamábamos  el "cura colega", que tocaba la guitarra, tenía halitosis y jugaba al fútbol.

Con una fotografía áspera, brumosa y un pelo desenfocada en un paisaje gris de mar Pacífico en invierno y sin un solo color contrastado, Pedro Larraín, director también de No, nominada al Oscar, nos cuenta una historia sórdida hasta la arcada, que no ahorra detalles, a cargo de unos intérpretes de la escuela chilena de teatro. Magníficos, pero que han debido pasarse una temporada en un balneario del alma, por ejemplo un pub irlandés, solitario y sin música, para librarse de sus personajes. 

Lástima de final, porque no puede haber perdón para los malvados -menos si son curas-, y algunos creemos en la justicia y ciertamente en el poder catártico de la venganza.

La estrenaron en octubre y no quise ir a verla entonces, me parecía de una negrura extrema. La primera sensación es siempre la buena.
alfonso



sábado, 2 de enero de 2016

steve jobs

La madre de todos los capitalismos hipsters
Dir. Danny Boyle
Act. Michael Fassbender, Kate Winslett
Guión: Aaron Sorkin


EE.UU, 2015, 122 minutos





La madre de todos los capitalismos hipsters
Juntar el ego de Steve Jobs, el de Danny Boyle, Trainspotting, Slum Dog Millionaire..., y Aaron Sorkin, Algunos hombres buenos, The social network, El ala Oeste..., es un disparate. El primero era un genio, el segundo un cretino y el tercero es un dramaturgo frustrado que añora el teatro y hace cine.

Por eso todo suena a falso en esta película, sin embargo interesante. Porque manipulan a los personajes como si fueran marionetas, cuando eso solo lo hacía Jobs. Al brillante ingeniero Worziak le hacen llamar "binario" a su jefe cuando claramente quiere decir  "cabronazo". O porque Boyle tiene que mostrar su genio por encima del guionista y le mete una sobredosis de speed a todo el metraje. 

Porque hacen sobreactuar a dos grandes intérpretes como Fassbender y Winslet. Porque el guionista busca añadir grandeza shakesperiana a las escenas sin conseguirlo y además el director las banaliza.

La traducción, que se pelea bien con el torrente desbocado de palabras, jamás debería haber traducido cool por "molón". Algún hipster, adorador devoto de Jobs, perdón por la redundancia, debe estar buscando al autor para colgarle de los pulgares.

Jobs era tan arrogante que intentó curarse el cáncer de páncreas con manzanas y dieta vegana. Pero eso sí, ahora cualquier paleto del último rincón del Poniente almeriense puede lucir al desgaire y con orgullo un iPhone. Eso es la magia del capitalismo. Te explota, pero te quedas contento.

Y además pones la vaselina... y los 800 euros.
alfonso