viernes, 11 de enero de 2013

Amor

 Dir. Michael Haneke
 Act. Jean-Louis Trintignant, Emmanuelle Riva, Isabel Huppert

 Francia, Austria, Alemania, 2012
Salir dignamente de escena
Un duro alegato sobre la eutanasia, duro porque los curas nos imponen su fundamentalismo y el estado teme la libertad y porque enfrentarse a la masacre de la vejez asusta a partir de los... hummm, 55 años.

Para eso el maestro europeo del cine, Michael Haneke, nos regala otra maravilla, tan ácida y tan corrosiva como siempre, La pianista o La cinta blanca, aunque aquí le gana el tema y cede, refunfuñando, a cierta ternura no exenta de dinamita. 

Miente piadosamente dibujando el idílico refugio de dos intelectuales octogenarios, dos músicos, sin televisor ni ordenador, en un piso burgués de París, que tras muchos años de convivencia siguen respetándose y amándose y en el que se escuchan frases como "mi vida gira en torno a Schubert". Y ella enferma sin solución.

Prodigioso el recital de los dos actores, con el Trintignant todavía haciéndose el galán, -¡qué ojos a su edad!-, y no le queda a la zaga la réplica de ella. Hasta la Huppert, la mujer lagarto, parece desperezarse de su habitual mirada glacial. Haneke filma primorosamente, con gran profundidad de campo, sin un solo desenfoque, moviéndose por las estancias con el cariño de un fantasma que vuelve a su hogar tras siglos de sepulcro.

A veces se hace difícil asistir a ciertas escenas, algunos se rebullen en las butacas, y con el telón se hace un silencio espeso, para una película extraordinaria, pero no para todos los públicos.
alfonso