viernes, 30 de diciembre de 2016

Comanchería

Trump Land
Dir. David Mackenzie
Act. Jeff Bridges, Chris Pine, Ben Foster...

Título original: Hell or high water (Contra viento y marea)

EE.UU. 2016, 102 minutos
















Trump Land
No podía discurrir más que en Texas lindando con Oklahoma, aunque en realidad esté rodada en Nuevo México y describe, -uno ya no sabe si con tópicos o la realidad se confunde con ellos-, la nueva base social que ha votado esta vez al Calígula gringo, fin de imperio.

Vaqueros, ladrones de bancos, gente sin posibilidad de ir a un hospital, desahuciados por su banco, violentos, catetos, racistas, rangers, casinos indios, hamburgueserías cutres, música country ramplona... Un par de hermanos se dedican a robar el banco que les echa de sus tierras para pagar con el botín la hipoteca del rancho familiar. 

Malos y abundantes diálogos escritos por un guionista desnortado, un Jeff Bridges sobreactuado, es decir, mal dirigido, y una fotografía mediocre que tira de dron ahora que están dispuestos a cambiar el cine. Los drones son como un bote de pintura, una vez abierto lo utilizas hasta para pintar las sábanas.

Una sociedad enferma, con pasión por las armas y la violencia, donde el populismo macarra de rodeo ha echado raíces... Pero por lo menos le ajusta las cuentas a bancos, banqueros y bancarios, que entre todos han desplumado a sus clientes y amigos, aquí callados como gallinas.
alfonso

sábado, 24 de diciembre de 2016

La comuna

La mano del muerto
Dir. Thomas Vinterberg
Act.  Ulrich Thomsen, Tryne Dirholm, Martha Sofie Wllasltrom...

Dinamarca 2016, 107 minutos

















La mano del muerto
No hay que llamarse a engaño, no es una película sobre una comuna, sino la historia de un triángulo bastante habitual, en el marco de una comuna. Una comuna danesa, es decir, aburrida y a pesar de los desmayados intentos de director y guionista, yerta como la página de esquelas del Faro de Vigo.

Una lástima que el director, Lejos del mundanal ruido, La caza, haya abandonado los principios del movimiento Dogma y haya cedido al peso de su propia experiencia de varios años en una comuna fundada por sus padres en Copenhague; a esa ingenuidad que se contagia a sus vacíos personajes y a un guión más plano que el pensamiento político de Mariano Rajoy. Para ello ha contado con la producción de su amigo Lars von Trier, retirado de las candilejas desde que dijo en Cannes, con el fin de epatar y provocar al mismo tiempo, que Hitler era un personaje simpático al que entendía.

No se salva más que la joven Martha Sofie con una mirada escandinavo-desarmante y el personajillo del niño que se va a morir del corazón y el pobre no sabe sacar todo el partido posible a esa situación.

Fría, ya digo, como la mano del muerto. Que además llevaba unas tristes dobles parejas de ases ochos. Como esta película.
alfonso

sábado, 17 de diciembre de 2016

El infiltrado

La adrenalina es la droga más adictiva
Dir. Brad Furman
Act. Bryan Craston, John Leguizamo, Elena Anaya...


Reino Unido, 2016, 127 minutos

















La adrenalina es la droga más adictiva
Es difícil encontrar una película inteligente sobre narcos y policías y esta lo es. Tiene las dosis de violencia indispensable, el policía sufre el síndrome de Estocolmo, atraído por la vida fácil, sencilla y regalada de los mafiosos; le tira más el peligro que la familia -otro peligro no desdeñable y no menos violento, véase el caso de la viuda asesinada presuntamente por su familia en Alicante-, y la trama no se para en cuatro chorizos catetos del interior de Colombia.

Al fondo de la historia está el jugoso caso del pakistaní Bank of Credit and Commerce, presente en España al comprar los pakis el Banco de Descuento del siniestro Diego Prado y Colón de Carvajal, el amigo del rey. Se dedicó a lavar dinero de la droga, a vehiculizar fondos para los talibanes entonces pagados por Estados Unidos, y de la contra nicaraguense. Pero eso sí, daban dinero a sus empleados, conocí a una de ellos, para realizar caridad. Igual que las ONG's actuales, como la de los padres de la niña con tricotiodistrofia, es un poner.

Está interpretada por el sólido actor de algunas series -telefilmes para adolescentes descerebrados, perdón por la redundancia-, Bryan Craston y un elenco de secundarios magníficos, fotografiados en tonos duros y muy contrastados que le da ese aire ochentero.

Se pasa un buen rato, aunque quizá le sobre media hora, viendo cómo un viejo de nuestra edad juega al ratón y el gato por amor al peligro y la aventura, huyendo del auténtico peligro que le espera en el hogar: su señora y sus cuñados. Peligro, es Navidad.
alfonso


jueves, 15 de diciembre de 2016

La doncella

Dir. Park Chan Wook
Act. Kim Min Hee, Kim Tae Ri, Ha Jung Woo...

Corea del Sur, 2016, 144 minutos
V.O en coreano y japonés

















El imperio del sin sentido
Una cáscara casi vacía con un diseño de producción deslumbrante para otra historia del hipster más conspicuo de Corea, vacía y con reminiscencias a otros autores como en su primera obra en el universo Hollywood, Stoker.

Aquí ni siquiera la historia de sexo y pasión de los dos personajes, esta vez criada y señora, evoca el mundo cerrado, envuelto en lujuria y ciego a la violencia y la guerra de la película de Nagisa Oshima y tímidamente esboza algunas claves del dominio japonés en una Corea sometida, con los fantasmas de Occidente que tanto repelían a la vez que atraían a los japoneses en vísperas de su entrada en el conflicto mundial de finales de la década de los 30.

Lo mejor, aparte de las escenas de amor de las dos coreanas es la música de Cho Jung Wuk que remeda la de Phillips Glass que por cierto, firmó la banda sonora de la citada Stoker y es plenamente occidental, interpretada por la orquesta sinfónica de Berlín. Y la fotografía, que ha tirado de una lente anamórfica para aprovechar el digital sin perder calidad.

No se hace larga si atendemos a los kimonos, los labios, los libros y la biblioteca y sí al reparar en un excesivo manierismo de ojos rasgados y en la petulancia de chico moderno recién sacado del escaparate más trémulo de Seul.
alfonso


martes, 6 de diciembre de 2016

Bar Bahar

Feminismo cancerígeno
Dir. Maysaloun Hamoud
Act. Mouna Hawa, Sana Jammelieh, Shaden Kanboura

Título original: In between

Israel, Francia, 2016, 96 minutos















Feminismo cancerígeno
Por lo visto no hay nada que moleste más a los fundamentalistas que las mujeres que fuman. Aquí se pasan expulsando humo toda la película, de manera que uno llega a sentir que le falta el aire.

Tres muchachas palestinas comparten piso en Tel Aviv, una moderna abogada, una lesbiana que hace ocasionalmente de DJ y una talibana -aunque mi fisio insiste en que todas lo son sobre todo las de su pueblo en Toledo-, que estudia informática. Las tres tienen pareja, un fundamentalista claro, una médica MIR y un actorcillo del tres al cuarto, uno de esos árabes de ojos lánguidos de camello, que tanto atraen a las mujeres.

Por supuesto todo es un desastre y las tres acaban asistiendo a su propia fiesta aisladas en un balcón, ni que decir tiene que fumando. La estrella se la lleva por las buenas intenciones, el infierno está empedrado con ellas, y por una buena narración. Igual funciona bien en los Territorios Ocupados, quién sabe. Lo dudo.

Esto me pasa por despreciar la avalancha de catetos que invadía Madrid este puente y también la cola del cine Renoir a las cuatro de la tarde cuando me las prometía felices para ir a ver una película coreana de aroma también lésbico, pero mas insinuante y con menos humos, Doncella

Acabé en el cercano Golem. No por repetido un error menos inevitable.
alfonso