sábado, 26 de enero de 2013

El vuelo

 Dir. Robert Zemeckis
 Act. Denzel Washington, Don Cheadle, John Goodman

 EE.UU 2012










Homenaje a Ryanair
También se podría haber titulado Aterriza como puedas, pero sería poco original. Uno no puede hurtarse a ver películas de aviones, como  tampoco puede evitar las películas de barcos, y eso conduce a errores como este.

En fin, al principio no se sabe si la película aboga por el uso de la cocaína como inductora, no sólo de grandes prestaciones en la gimnasia sexual, sino también de arriesgadísimas maniobras para estabilizar en el aire un monstruo de 200 toneladas. Y al final como eficaz sustitutivo del Alka Seltzer.

Por supuesto se impone el discurso moralizante de ideología parroquial -Baptista-, de pueblo gringo con gasolinera y McDonalds. Pero lo peor no es eso, que ya se veía venir; lo peor es que es aburrida excepto los primeros quince minutos, en los que se incluye la juerga del piloto con su azafata. Por cierto, si existiese tal línea aérea, con esas señoritas deambulando por los pasillos, me abonaría a ella aunque me trataran como al ganado que vuela con Ryanair.

Denzel Washington está creíble y eso ya es mucho, mientras que la aparición de John Goodman como camello al ritmo de Sympahty for the devil es simplemente patética.

Y poco más se puede decir, solamente que esperemos que las low cost no descubran que volar invertido ahorra combustible.
alfonso

viernes, 25 de enero de 2013

Juan Marsé habla de Juan Marsé

 Dir y autor Augusto M. Torres
 Productora: Mayuca Gil de Biedma

 España, 2012





El embrujo de Marsé
Larga entrevista realizada casi en plano fijo por el colaborador de El Pais Augusto M. Torres, a quien ni se le ve ni se le oye para ejemplo de otros periodistas con regusto por el protagonismo, destinada a sus devotos seguidores, entre los que me cuento, del mejor novelista español vivo.

Versa exclusivamente sobre su obra y como siempre arremete contra casi todo el ecosistema del libro, y  del cine, en Barcelona entre las décadas de los 60 y el 2010, cuando aparece su última novela Caligrafía de los sueños, la más autobiográfica. Muy graciosa su imitación del ex legionario y patriarca Lara y altamente edificante sus disparos a quemarropa contra el mediocre e insoportable Fernando Trueba.

Por lo demás, tan ácido y sarcástico, tan amargo y outsider como en toda su obra, manejando el desdén como un auténtico maestro, resumamos con un par de citas suyas, que casi me atrevería a afirmar que le ilustran mejor que este interesante documental, exhibido casi clandestinamente en la Sala Berlanga de Madrid en la que nos agolpábamos poco menos de una docena de seguidores que nos pasábamos el santo y seña con el rabillo del ojo.


Sin embargo hoy puedo afirmar sin miedo a equivocarme que todo lo que hay de asocial en mí, se debe a que vivo en una sociedad asocial. Lo poco que hubo de solidario y civilizado en mi juventud se lo debo por entero al trato con los cuerpos desnudos y a cuanto hay en ellos de hospitalario, a un poco de alcohol y a una cierta, natural y obsesiva predisposición a lamentar no sé qué tiempo perdido o no sé que bello sueño desvanecido.
Juan Marsé. La oscura historia de la prima Montse.

No ha tenido mucho gusto en haberse conocido. Habría preferido pasar de largo de sí mismo, pero acepta resignado el saludo hipócrita del espejo y la broma pesada de la vida: al nacer se equivocó de país, de continente, de época, de oficio y probablemente de sexo.
Juan Marsé, Autorretrato, Señoras y Señores, 1988

Salud, maestro.
alfonso

sábado, 19 de enero de 2013

Tabú

 Dir. Miguel Gomes
 Act. Ana Moreira, Carloto Cotta...
Arte y desmayo, fuerza 10
Hasta el más encallecido de los cinéfilos -capaz de llevar a su novia de 17 años en su primer día de noviazgo a la matiné del  Bellas Artes a ver una trilogía de Bertolucci (Prima dilla rivoluzione, La estrategia de la araña y La Commare Secca)-, tiene sus límites.  Muy próximos a esta película portuguesa en blanco y negro, narrada por una voz en off, que homenajea al original de Murnau a la vez que también juega con Memorias de África, ("Yo tenía una granja en África").

A la melancólica y aterciopelada saudade portuguesa se añade una primera parte esperpéntica pero sin gracia en una Lisboa invernal, con una anciana ludópata y senil que recuerda en  su lecho de muerte una relación adúltera.

En la segunda aparece África, el blanco y negro toma un aspecto granuliento por el formato de 16 mm y la excentricidad puede tener gracia, si se juzga con mucho optimismo. Y también aparece una portuguesa de bandera, la primera que conoce el que esto firma, viajero frecuente por las tierras de Pessoa. 

Y sin embargo, y a pesar de todo, Mozambique presta su salvaje belleza, los números musicales tienen cierta gracia, -por fortuna no incluyen fados-, y algunos símbolos como el cocodrilo, embajador de la lujuria, comienzan a activar su maquinaria.

Definitivamente más chispeante que el cine iraní, esa es la frontera que nunca, nunca, hay que traspasar.
alfonso

viernes, 18 de enero de 2013

Los Cenci

 Dir Sonia Sebastián
 Act. Celia Freijeiro, Celso Bugallo, Maru Valdivieso

 Teatro Español, Ensayo General
La crueldad del teatro
Fue Artaud el que creó el término "teatro de la crueldad" antes de irse a México con los Tarahumaras, a probar con el peyote lo que el resto de terapias le negaban en Europa. Se trataba en definitiva de un teatro antiitaliano, desprovisto de florituras, que mediante un montaje violento y desnudo, con técnicas que por aquel entonces, años 30 del pasado siglo, sacudían al espectador por su realismo descarnado y con los actores campando por el patio de butacas o actuando desde los palcos.

Algo de eso ha tratado de poner al día la directora con un montaje y puesta en escena muy impostado pero que, como el resto de la obra, no hace mover al público ni una ceja. Por mucho que la obra, los desmanes sangrientos de un noble italiano del siglo XVI, protegido por el Vaticano, quiera escalofriarnos. Ya no funciona pasear por el patio de butacas, ni un vestuario sacado de un outlet de heavy rock, ni una actuación poco o nada convincente, errática y desafinada, adornada con un levísimo acento gallego, ni los ejercicios gimnásticos de parte de la troupe, ni un texto que rechina por todas las costuras.  Lo mejor, la iluminación de nuestro cuate Nico Fischtel. 

No hay mayor crueldad que el tiempo -y eso el teatro lo pone en seguida de manifiesto-, para perder en su niebla las alucinaciones de un personaje torturado, que uno pudo rastrear en las simas de la Barranca del Cobre mexicana con los Tarahumaras, los Raramuris, tan  perdidos por sus frías quebradas como Antonin Artaud, el vagamundo.
alfonso


viernes, 11 de enero de 2013

Amor

 Dir. Michael Haneke
 Act. Jean-Louis Trintignant, Emmanuelle Riva, Isabel Huppert

 Francia, Austria, Alemania, 2012
Salir dignamente de escena
Un duro alegato sobre la eutanasia, duro porque los curas nos imponen su fundamentalismo y el estado teme la libertad y porque enfrentarse a la masacre de la vejez asusta a partir de los... hummm, 55 años.

Para eso el maestro europeo del cine, Michael Haneke, nos regala otra maravilla, tan ácida y tan corrosiva como siempre, La pianista o La cinta blanca, aunque aquí le gana el tema y cede, refunfuñando, a cierta ternura no exenta de dinamita. 

Miente piadosamente dibujando el idílico refugio de dos intelectuales octogenarios, dos músicos, sin televisor ni ordenador, en un piso burgués de París, que tras muchos años de convivencia siguen respetándose y amándose y en el que se escuchan frases como "mi vida gira en torno a Schubert". Y ella enferma sin solución.

Prodigioso el recital de los dos actores, con el Trintignant todavía haciéndose el galán, -¡qué ojos a su edad!-, y no le queda a la zaga la réplica de ella. Hasta la Huppert, la mujer lagarto, parece desperezarse de su habitual mirada glacial. Haneke filma primorosamente, con gran profundidad de campo, sin un solo desenfoque, moviéndose por las estancias con el cariño de un fantasma que vuelve a su hogar tras siglos de sepulcro.

A veces se hace difícil asistir a ciertas escenas, algunos se rebullen en las butacas, y con el telón se hace un silencio espeso, para una película extraordinaria, pero no para todos los públicos.
alfonso

domingo, 6 de enero de 2013

The master

 Dirección y guión: Paul Thomas Anderson
 Act. Joaquin Phoenix, Philip Seymour Hoffman, Amy Adams

 EE.UU, 2012

La entrevista en El País


Programa de mano








Ciudadano Hubbard, la película imposible de ver
Una auténtica obra maestra del que se anunciaba ya como tal en Magnolia, aunque no tanto en Pozos de Ambición. Se queda uno literalmente enganchado a la pantalla durante sus dos horas largas, sin poder creer cómo ha podido lograr esas imágenes, -entre otras cosas además de talento, con cámaras de 65 mm-, ese portentoso guión con una estructura narrativa discontinua pero magnética, con una historia polémica que afronta desde muchas facetas al mismo tiempo, por no hablar de la puesta en escena, la banda sonora y la fidelísima ambientación de los años 50, algo que los estadounidenses hacen como nadie.

Maravilloso retrato de una época y de una religión apegada a la misma, final de la II Guerra Mundial, preñada de ambiciones, desilusiones, personajes sin rumbo, nuevas ilusiones, y embaucadores astutos dispuestos a montarse su propio Vaticano, como Ron Hubbard, autor de la Cienciología y la Dianética. Y la secta de Tom Cruise ha conseguido que la película sea imposible de ver en plataformas o en reestrenos.

Y qué decir de las interpretaciones del dúo Phoenix-Seymour Hoffman. Un salvaje -atención a la oculta referencia sobre su apellido y la ciudad homónima donde se celebra el I primer congreso de la Cienciologia- y una fuerza de la naturaleza como el gordito rubiales que amenaza con pulverizar todos los récords y todas las leyendas del cine.

Como ese otro genio, Orson Welles, también gordito, que filmó el prólogo de esta en 1941, a los veintiséis añitos la criatura, aunque en este caso, y al revés que Paul Thomas Anderson, fue siempre un rebelde vapuleado por los enanos que bullían a su alrededor.

alfonso

viernes, 4 de enero de 2013

Zero Dark Thirty

Dir. Katryn Bigelow
Act. Jessica Chastain, Jason Clarke, James Gandolfini

EE.UU 2012












Rambo treinta y tres y un tercio
Todos los directores del mundo abrirían la película con una escena del ataque a las Torres Gemelas del 11S. Todos, excepto los que hubieran hecho un pacto con el poder para acceder a información reservada. En el mismo estaría incluido además, el panegírico de Obama, no mostrar apenas el rostro de Bin Laden cadáver y el respeto de sus agentes a las directrices presidenciales sobre el uso de la tortura. Y como siempre Hollywood haría el trabajo limpio de arreglar la historia, convirtiendo las derrotas en inflamadas loas victoriosas, ya fuera con el palurdo autor de la inmortal frase "no me siento las piernas", o con los renovados agentes de la CIA, transmutados tras su pifia del 11S en bellas, audaces e inteligentes señoritas.

De las casi tres horas, prácticamente sobran dos, las de la primera búsqueda, enrevesada y mal contada, y con unas localizaciones y fotografía muy planas. La directora de moda renueva su maestría en el cine de acción en la larga secuencia de la toma de la casa, muy veraz y narrada con pulso firme. Lástima de actuación -buena- de la pelirroja protagonista de The tree of life. 

Como colofón baste decir que las mujeres parecen haber ganado su definitivo pulso por la igualdad de género. Ya sea actuando como brillantes directoras de películas de acción... o como refinadas torturadoras. Sólo faltaría que denuncien a sus superiores ante el Instituto de la Mujer por no haberles dejado practicar el waterboarding al detenido de turno. Amén.
alfonso