viernes, 30 de enero de 2015

Nightcrawler

REporteros millennials
 Dir. Dan Gilroy

 Act. Jake Gyllenhaal, Rene Russo, Bill Paxton

EE.UU, 2014, 117 minutos
Reporteros millennials
La etiqueta o hastag de periodista está muy gastado y hoy en día se lo dan a cualquiera. A la señorita que se liga al portero de la selección de fútbol, o la que se apalanca al cuellicorto de Fernando Alonso o la que enseña la lencería durante las campanadas de fin de año. 

En el caso de ellos a los que sacan más basura violenta o más emociones ajenas teñidas de sangre. Que se lo pregunten a Moncho Alpuente que desenmascaró a un pretendido periodista que se hacía pasar por familiar de una víctima del accidente de Spanair en Barajas, donde sí había muerto la cuñada del inolvidable autor de Madrid me mata.

La película va de uno de estos últimos, un tipo que escanea la radio policial en las noches de Los Angeles para vender imágenes sangrientas de accidentes y homicidios, a ser posible de blancos a manos de minorías en barrios ricos. Por supuesto a la televisión. Pero parece que los guionistas se han pasado un poco. Se trata de un tipo sin escrúpulos y sin trabajo que recita constantemente frases de emprendedor americano hecho a sí mismo en Internet, con la verborrea de un libro de autoayuda escrito a medias por Paulo Coelho, Jodorowsky y Ramiro Calle. Una caricatura, vaya.

Por supuesto el director se apresura a declarar que no juzga a esos tipos que anteponen sus objetivos a los medios, predican el mismo discurso, -más falso que un máster venezolano en Fenomenología del Espíritu-, se mueren por salir en televisión a lucir coleta y encandilar ingenuos que votan y futuros sinvergüenzas que babean por un puesto de concejal. 

Como dice su frase favorita: No te lo puedes perder. Algunos sí podemos. Perdérnoslo, quiero decir.
alfonso

viernes, 23 de enero de 2015

71

Cine de zombies sin palomitas
 Dir. Yann Demange
 Act. Jack O'Conell, Sam Reid, Sean Harris....



Reino Unido, 2014, 99 minutos
Cine de zombies sin palomitas
Una de esas películas que puedes ver motivado o repantigado en la butaca. Sin casi banda de música, sólo un paisaje sonoro, sin apenas actuación, ni fotografía, ni exteriores, al menos no en la naturaleza, un thriller angosto, noctámbulo, en digital y con mucha cámara subjetiva y en primerísimo plano.

A un soldadito británico le dejan caer en el avispero de Belfast en 1971, en plena lucha del IRA contra el ejército de ocupación british, contra los asesinos del RUC, contra el IRA viejuno por parte de los Provisionales y contra las milicias unionistas, y queda en tierra de nadie tras un operativo. El novato esperaba ir a Berlín, pero acaba en territorio comanche, en una guerra que sólo los irlandeses se atrevieron a emprender hasta el fin y que aún no ha acabado.

Lo menos que se puede decir es que es honesta con todas las partes. Los soldados son una basura, los Lealistas unos asesinos, el IRA oficial una facción acabada y los Provisionales los que aguantan el tinglado y ponen los muertos. Lo mejor, las minifaldas; lo peor esa aureola de mártires que se llevaron los católicos que hizo que los curas irlandeses cometieran todas las tropelías que ahora están saliendo a la luz de la mano de Banville y otros autores, al margen de la épica. Cuando el humo se disipa se pueden distinguir las víctimas.
alfonso


viernes, 9 de enero de 2015

Birdman o la inesperada virtud de la ignorancia

De qué hablamos cuando hablamos del actor
 Dir. Alejandro G. Iñárritu
Act. Michael Keaton, Edward Norton, Zach Galifianakis, Naomi Watts...


EE.UU. 2014, 119 minutos
De qué hablamos cuando hablamos del actor
¿Qué es lo que hace que la criada andaluza graciosa de Médico de familia vuelva al escenario con el Verdugo de Berlanga? Sin duda algo más que el ego, volver a ser actriz en vez de famosa, recuperar peso escénico... Aunque luego se vuelvan a las andadas televisivas para seguir engordando la hucha.

El mexicano Iñárritu gana enteros al igual que Michael Keaton al desembarazarse el segundo del estúpido Batman y el primero del jesuítico y reaccionario Guillermo Arriaga, su anterior guionista -Amores perros, 21 gramos, Babel-, mago del efecto mariposa, capaz de contar las mayores y más abtrusas imbelicidades sensibleras sin que al espectador se le revuelva el estómago como al que suscribe.

Rueda una original parábola en un larguísimo plano secuencia -aunque algo trucado-, con unos movimientos de cámara elegantísimos al zurcirlos, y saca provecho de todo el elenco, de los siempre fascinantes recodos y recovecos de un teatro decrépito de Broadway y de muchos de los tics actorales que hacen tan magnética esa profesión, mientras destripa al etílico Raymond Carver en su faceta más cursi y enamoradiza.

Auténtico antídoto de los selfies, esa estúpida moda de hacerse  lo que antes se llamaban autorretratos, que ha hecho que los palitos para sujetar el móvil hayan sido el regalo más demandado de estas navidades, otra costumbre que debería estar prohibida en la Constitución.
alfonso




martes, 6 de enero de 2015

Mr. Turner

De la necesidad, virtud
 Dri. Mike Leigh
 Act. Timothy Spall, Marion Bailey,  Ruth Seen...

Reino Unidos, 2014, 150 minutos













De la necesidad, virtud
Biografía, biopic dicen ahora los entendidos, del pintor de la mar, el primer impresionista, que hizo de la luz tuberculosa de los mares y paisajes británicos todo un arte. Lo que equivaldría a que un epicúreo gastrónomo redescubriese la cocina de las islas, su fish & chips y sus empalagosas habichuelas con ketchup.

Biografía a todas luces excesiva, de trazo grueso, que nada en un mar de tics y muecas, de personajes grotescos reflejados en uno de los espejos del Callejón del Gato. Bien es cierto que el artista y su obra no son realidades paralelas y que suele abundar el exceso, y así, cuanto más excelsa la obra más pedestre o directamente abyecto el artista. Sin olvidar que el genio no suele refugiarse en espíritus pacatos, blandengues o anodinos. Pero conviene tener generosamente lejanas la obra y su autor.

A pesar del paisajismo rodada casi siempre en interiores, primorosamente cuidados aunque un pelín cargantes, al igual que la música y el ambiente cultista con el que se ha querido barnizar la película, que se recrea en una gran (sobre) actuación del ogro, aunque bien flanqueado por sus secundarios.

Fue mucho más emocionante ver la exposición en El Prado en 2010, y asomarse desde la cofa -convenientemente trincado al mástil-, a la tormenta de nieve que se abatía sobre el barco, y a buen seguro, sobre el alma pantagruélica de Mister Turner.
alfonso