miércoles, 23 de marzo de 2016

Nuestra hermana pequeña

La sangre es más espesa que el sake
Dir. Kore Eda Hirozaku
Act. Haruka Asaye, Masami Nagasawa, Kaho, Suzu Hirose...


Japón, 2015, 128 minutos


El tráiler













La sangre es más espesa que el sake
Vuelve Kore Eda a su universo familiar, a Ozu, es cierto, aunque ya sea tópico nombrarlo en la obra de este director que corre el serio peligro de superar a su maestro en cuerpo y alma. Vuelve a la familia y a los jóvenes armado de su plano favorito, el medio con la cámara muy baja como el maestro.

Tres hermanas a quien su padre abandonó de jóvenes por otra mujer acuden a su funeral y allí conocen a su hermanastra, hija de su nueva relación. Tras el funeral, -maravillosos funerales sintoístas por los que el director confiesa su devoción-, proponen a la joven que se vaya a vivir con ellas, abandonadas también por su madre, vencida por la vergüenza y la humillación.

Allí se abre esa familia que algunos podrían tildar de disfuncional en términos japoneses, en las que cada una muestra su carácter, su sagrada burbuja de intimidad que va cediendo lentamente, su aislamiento físico, -los japoneses no se tocan-, mientras los cerezos en flor, la comida, el mar de Kamamura y los fuegos artificiales van haciendo su trabajo en pos de la aceptación de nuestra historia y el reconocimiento del otro, es decir, del equilibrio. Eso sí contado con la exquisita sensibilidad oriental del autor de Nadie sabe,  Kiseki-milagroStill walking y De tal padre, tal hijo

O'Neill lo dijo de otra manera en El largo viaje del día hacia la noche: "Siempre nos hemos querido y nos querremos. Más vale que recordemos eso y no tratemos de remediar las cosas que no tienen remedio, las cosas que nos ha hecho la vida y que no podemos explicar ni disculpar."
Imprescindible.
alfonso

Post Scriptum. He entendido catorce palabras del original. Contadas. Mi curso de japonés, ¡funciona!