viernes, 9 de enero de 2015

Birdman o la inesperada virtud de la ignorancia

De qué hablamos cuando hablamos del actor
 Dir. Alejandro G. Iñárritu
Act. Michael Keaton, Edward Norton, Zach Galifianakis, Naomi Watts...


EE.UU. 2014, 119 minutos
De qué hablamos cuando hablamos del actor
¿Qué es lo que hace que la criada andaluza graciosa de Médico de familia vuelva al escenario con el Verdugo de Berlanga? Sin duda algo más que el ego, volver a ser actriz en vez de famosa, recuperar peso escénico... Aunque luego se vuelvan a las andadas televisivas para seguir engordando la hucha.

El mexicano Iñárritu gana enteros al igual que Michael Keaton al desembarazarse el segundo del estúpido Batman y el primero del jesuítico y reaccionario Guillermo Arriaga, su anterior guionista -Amores perros, 21 gramos, Babel-, mago del efecto mariposa, capaz de contar las mayores y más abtrusas imbelicidades sensibleras sin que al espectador se le revuelva el estómago como al que suscribe.

Rueda una original parábola en un larguísimo plano secuencia -aunque algo trucado-, con unos movimientos de cámara elegantísimos al zurcirlos, y saca provecho de todo el elenco, de los siempre fascinantes recodos y recovecos de un teatro decrépito de Broadway y de muchos de los tics actorales que hacen tan magnética esa profesión, mientras destripa al etílico Raymond Carver en su faceta más cursi y enamoradiza.

Auténtico antídoto de los selfies, esa estúpida moda de hacerse  lo que antes se llamaban autorretratos, que ha hecho que los palitos para sujetar el móvil hayan sido el regalo más demandado de estas navidades, otra costumbre que debería estar prohibida en la Constitución.
alfonso