viernes, 22 de febrero de 2019

Obey (Obediencia)

Ken Loach fundido a negro
Dir. Jamie Jones.

Act. Marcus Rutherford, Sophie Kennedy Clark, T’Nia Miller...

Reino Unido, 2018, 96 minutos
















Ken Loach fundido a negro
Al novel director le han contado cómo empezaba sus libros García Márquez y ha tratado de imitarlo con un diálogo irrepetible de adolescentes negros en que mezclan sexo y escatología con el objeto de que el espectador continúe atento a la pantalla.

Es difícil con un guión cicatero, unos diálogos anoréxicos y una actuación hierática en que solo destaca Sophie Kennedy Clark, la chica blanca, sorry, y la fotografía del español Albert Salas.

La historia recorre los conflictos acaecidos en Londres en 2011 a raíz de la muerte de un hombre de origen africano en los guetos creados en Europa para que se hacinen los inmigrantes que nos van a pagar las pensiones, -suponemos que gracias a su paro eterno y a trabajar sin que les den de alta, por ejemplo en los viveros bajo plástico-, y que estallan periódicamente en arrebatos de cólera.

Para contar la magra historia el director tira del método Loach, aunque sin su acendrado sectarismo y clásico dogmatismo que alcanzó las más altas cumbres de la infamia en  El viento que agita la cebada, cuando los provisionales fusilan  a un pobre chaval de la banda por irse de la lengua y Loach se apresura a justificar la escena como un Stalin de pacotilla.

La vida no vale nada decía el cantautor. Sobre todo la de los otros.
alfonso


domingo, 17 de febrero de 2019

Loving Pablo

Fucking Pablo
Dir. Fernando León de Aranoa
Act. Javier Bardem,  Penélope Cruz,  Peter Sarsgaard...


España, 2017, 123 minutos



















Fucking Pablo
Al final  todos los intelectuales se hamburguesan, citaba el uruguayo Eduardo Galeano. Y no digamos los cineastas que tras hacer cine independiente podemita se dispone a filmar esta plana, insulsa y aburrida historia de Pablo Escobar de la mano de sus amiguetes Javier y Penélope.

Si bien Javier salva la cara, P se autointerpreta en el relato de la periodista Virginia Vallejo, en que da vida a una presentadora vulgar, pija y macarra a partes iguales. 

Nada se sostiene, ni la dicción medio colombiana de los protagonistas, ni la barriga postiza de Bardem, ni la dirección -es un decir-, del león de los barrios madrileños que aburre a las ovejas con una historia que promete todo menos eso.

Y no hablemos de Óscar Jaenada y otros secundarios que parece que estaban de paso tomando un tinto, el café colombiano, mientras echaban unas risas a nuestra costa y la de nuestros impuestos vía subvenciones al cine patrio.

Esperamos a León de Aranoa dirigiendo a algunos de los superhéroes de Hollywood. Quizá al Líder Supremo en su baticueva de Galapagar, custodiada por la Guardia Civil. Ya no nos asustamos de nada.
alfonso

lunes, 11 de febrero de 2019

Sicario 2 Day of the soldado

Violenta como la vida (mexicana) misma
Dir. Stefano Sollima
Act. Benicio del Toro, Josh Brolin, Matthew Modine...

EE.UU, 2018, 122 minutos


















Violenta como la vida (mexicana) misma
Recrea Hugh Thomas en La conquista de México la cara que puso Hernán Cortés, que no era precisamente un angelito, al contemplar en Cholula las atrocidades que cometían los sacerdotes aztecas con sus paisanos. 

O se puede leer a Álvaro Enrigue glosando la vida de Geronimo en Ahora me rindo y eso es todo, donde realiza un auspicioso relato sobre las torturas que practicaban habitualmente Apaches y Chiricahuas sobre sus prisioneros en lo que actualmente es Sonora y Nuevo México.

No muy distinto de lo que ahora perpetran los cárteles mexicanos, con su tráfico de drogas y migrantes y su culto a la Santa Muerte. Y eso relata la sobresaliente secuela de Sicario, protagonizada tan brillantemente como la primera por un Benicio del Toro que se come la pantalla en cuanto sale y mira.

Muy violenta, claro está, con impactantes escenas reales, -no con esas miniaturas de helicópteros que "cantan" tanto-, y un Josh Brolin un tanto atarantado tras la creación de su fenotipo de duro en No es país para viejos. Tejida por un guión algo errático pero brillante, que apunta a la continuación de la saga, siempre que el puertorriqueño aguante.

O sea, de aquellos polvos, estos lodos.
alfonso

viernes, 8 de febrero de 2019

En la playa de Chesil

La Inglaterra de antes de los Beatles
Dir. Dominic Cooke
Saoirse Ronan,  Billy Howle,  Emily Watson...

Adaptación del libro de Ian McEwan a cargo del autor

 Reino Unido, BBC cine, 2017, 110 minutos

















La Inglaterra de antes de los Beatles
Tras la II Guerra Mundial y antes de que apareciera el cuarteto peludo de Liverpool el país era un erial en blanco y negro. Esa es la principal virtud de esta película, describir a través de una pareja disjunta y profundamente virgen, la trágica inocencia de unos burgueses estudiantes de Oxford, haciendo sus primeros pinitos antinucleares.

Luego la bisoñez de un director que también era primerizo en el cine, aunque con un sólido curriculum en teatro, nos brinda unos plúmbeos primeros dos tercios para rematarnos en un final lacrimeante con unos protagonistas enfundados en unos maquillajes que más que parecer viejos les hace parecer zombies en pleno proceso de descomposición. 

Y no hay que dejar que los autores se masturben adaptando sus propias obras a la pantalla porque desbarran y no conocen el oficio.

Lo bueno es una puesta en escena fidedigna, un vestuario, -atentos a la ropa interior de la maravillosa Saoirse Ronan-, refulgente en azules, y una sobresaliente interpretación de la segunda  pelirroja más atrayente del cine.

Menos mal que apareció la minifalda, los abrigos afganos, el pelo largo y los eternos campos de fresas donde era posible vivir con los ojos abiertos
alfonso