miércoles, 9 de febrero de 2022

Ser los Ricardo

 

Dirección y guion: Aaron Sorkin

Reparto: Nicole Kidman, Javier Bardem, J.K. Simmons...

EE.UU, 132 minutos, Prime Video








Buñuelos de viento
Planificada para triunfar en los Oscar, los tres principales actores nominados, con unos diálogos de florete, chispeantes, una puesta en escena brillante y unas escenas deslumbrantes sobre cómo se pare un guion a tres manos, el soufflé se deshincha con un final tontorrón y "un fuese y no hubo (casi) nada". 

Y eso que por medio está el Comité McCarthy y su paranoia anticomunista, el show más popular de la TV gringa, un cubano trovero de la subespecie mambo y rumba y un drama enconado de egos y celos en el seno de una pareja de artistas.

Quizá lo mejor sea el duelo interpretativo entre la Kidman y Javier Bardem, que recuerda a los duelos entre Roger Federer  vs Rafa Nadal, el genio y el estilo frente a la fuerza. Solo se le va la pinza al sufrido esposo de P, la de las infinitas madres, en algunas escenas musicales. Y debería tener cuidado para no dejarse encasillar en personajes de latinazos, con inglés arrastrado y pelo aceitoso.

Siempre he sido un rendido admirador de Nicole a pesar del botox y de un envejecimiento poco digno de una mujer que sigue siendo un monumento. Sobre todo en aquellas escenas de Eyes Wide Shut, nunca traducida como debiera ser, Con los ojos herméticamente abiertos, donde se comía con patatas a su por entonces marido Tom Cruise y susurraba su rendido deseo por un onírico marinero que le nublaba todos los sentidos.

Eran otros tiempos y Kubrick solo habrá uno, señor Sorkin.
alfonso





miércoles, 2 de febrero de 2022

Florence Foster Jenkins

 

Dir. Stephen Frears

Reparto: Meryl Streep, Hugh Grant, Simon Helberg...

UK, 2016, 110 Minutos

Prime Video







Una noche en la ópera
Hugh Grant es un actor que hace siempre de sí mismo, un gentleman inglés que defiende su sino con bastante retranca y no poco sentido del humor autoparódico. Me encanta. Meryl Streep es versátil, hace todo tipo de papeles y ha triunfado en las candilejas. No la soporto. Ni siquiera en Las horas, una de las grandes. No funcionan mal como pareja, aunque Hugh se lleva la función de calle.

Se trata de la historia verdadera de la peor cantante de ópera del mundo, una millonaria encantadora, valga el oxímoron, de mediados del siglo pasado que canta como los perros, pero todos los que la rodean, sobre todo su medio esposo,  le guardan el secreto y escenifican de todas las formas posibles el engaño de la diva.

La música, es un decir, es de Alexander Desplat, un grande de las bandas sonoras, y ha tenido que hacer un esfuerzo para que suene bien, mueva a risa y se escuche ejecutar, ese es el verbo, unos gorgoritos peor de lo habitual en esos templos del aire exhalado por pechos abrumados de plumas y perlas Majórica.

El tercero en discordia, el pianista, es un personaje sacado de alguna sala oscura del cine mudo donde acompañaría magníficamente al piano a Charlie Chaplin o Buster Keaton.

Es una de esas películas que se pueden tildar de deliciosas sin caer en la cursilería. Ilustra de paso la parábola de que el rey va desnudo pero nadie se atreve a decírselo. Aquí pasa con nuestro patético presidente del gobierno, los dioses confundan.

La verdad es que a mí me da lo mismo. Odio la ópera tanto si está bien interpretada como si Florence Foster Jenkins se encarga de perpetrarla. No entiendo que las gordas -y los gordos- se suban a un escenario para pegar gritos sobre sus sentimientos. Pretendidamente, porque no se entiende un carajo de los siniestros gorjeos en ¿italiano? Quién sabe...
alfonso