lunes, 15 de octubre de 2018

Lady Bird

El arte de ser independiente
Dir. Greta Gerwig.

Act. Saoirse Ronan, Laurie Metcalf, Tracy Letts...

Estados Unidos, 2017, 94 minutos

















El arte de ser independiente
Eso que tan poco practican los jóvenes de estas latitudes, -vive de tus padres hasta que alcances su nivel de confort al menos-, lo escribe muy bien la directora y autora del guión y también de la anterior Frances Ha, en que aborda una historia similar.

Para ello se sirve de una extraordinaria actriz, Saoirse Ronan,  Hanna, Lost River, Brooklyn, cuyo nombre significa en gaélico precisamente Libertad  y se convertirá en un icono de la pantalla, como la ahora algo apagada Carey Mulligan.

Parece una película fácil, de instituto de provincias, es decir de Sacramento, California, en el caso que nos ocupa, de cuyas baldías tierras y omnipresente aridez intelectual quiere escapar como si se tratara de, pongamos por caso, Carboneras, Almería. Pero en realidad se trata de un retrato muy fino de personajes y de ese enfrentamiento que existe siempre más o menos veladamente entre mujeres, madre e hija en este caso, aunque las feministas se hayan inventado la estúpida y falsa memez de la "sororidad".

Buena galería de personajes, la gorda, la guapa ligera de cascos, el padre deprimido, la madre trabajadora y dominanta -ese producto tan made in Spain-, y Lady Bird, cuyo nombre no alude a la traducción, ese insecto llamado catarina o mariquita, sino a la mujer pájaro que renuncia al nombre que sus padres le han impuesto.

Lástima de final tan pringosillo, pero esto es Hollywood amigos. Si tenemos personalidad y somos obstinados y cabezotas, -lo somos, lo somos-, hay que apagar el televisor o salir de la sala en el minuto 90, cuatro antes del final. Y no ceder ante nuestros par de ancestros jamás.
alfonso