Dir. Ritesh Batra
Reparto: Jim Broadbent, Charlotte Rampling, Harriet Walter...
UK, 2017, 108 minutos
Una película para los amantes de los libros de Julian Barnes, entre los que no me encuentro. El autor maneja muy bien las atmósferas, los personajes dubitativos, la melancolía y la nostalgia, pero al mantener todos los platillos en el aire el artefacto pierde fuerza y suele entrar en pérdida.
El director indio ha bebido en las fuentes del Imperio y retrata bien esas universidades y colegios ingleses que han formado una clase muy competitiva para administrar colonias y súbditos, pero muy inestable para sostenerse en el alambre de sus inseguridades y fantasmas.
La madre de una antigua novia, por cierto no consumada, deja un pequeño legado monetario y otro más perturbador al que bien pudo haberse convertido en su yerno, el diario del que luego ennovió con esa hija. Y ella, con el paso de los años, quiere cobrarse la venganza -vulnerant omnes, ultima necat-, aplazada durante años. El viejo protagonista duda, se remueve inquieto y pica el anzuelo como las fanecas.
Se ve con agrado, las interpretaciones y la banda sonora son muy acertadas, Charlotte Rampling pone su mejor cara de recién bajada de Zugarramurdi y Donovan nos deleita como siempre con There was a time.
Pero mucho cuidado, porque tras una vida procurando no despeñarte por los abismos de la memoria y contener los fantasmas, no hay que caer en las trampas de las antiguas amantes, que vienen a destruirte como las Hécates a MacBeth.
alfonso