Reparto: Dogu Demirkol, Murat Cemcir, Hazar Ergüçlü...
Turquía,188 minutos
Paisaje de la desolación con artista al fondo
Un joven vuelve a casa en Turquía Occidental, cerca de Troya y Gallipoli, tras licenciarse en la universidad, con un libro escrito bajo el brazo en busca de editor. Repasa los personajes de su ciudad y su familia, un antiguo amor, dos imanes de un pueblo cercano, el alcalde, un constructor, su padre ludópata... que van conformando el áspero paisaje otomano, rigurosamente muerto desde Érase una vez en Anatolia.
Esta vez viste los ropajes de un Tolstoy naturalista, prescindiendo de la narrativa más épica sharkesperiana que adoptó en otra obra maestra, Winter Sleep. Una cámara sigue al personaje en su amargo deambular, incluido un momento de su servicio militar, -no hay que desdeñarlo ahora que el sultán de pacotilla invade otra vez el Kurdistán-, y las larguísimas conversaciones te van calando como la humedad de una tarde de domingo en invierno. Esas donde nace un abatimiento ya permanente.
La escena final, la película podría haber durado más de cinco horas, nos desvela la razón de su título que es también el de su novela por fin publicada y de la que no ha vendido ni un ejemplar.
"Me gusta la naturaleza y los animales. Detesto a los seres humanos". Los perales salvajes, compañero, somos así.
alfonso