Dir. David. P. Sañudo
Reparto: Patricia López Arnaiz, Jone Laspiur, Mikel Losada...
EH, España, 2020, 100 minutos
Euskadi, 2009, ETA está a punto de dejar las armas mientras la kale borroka se intensifica, Itoiz, la autovía de Leizaran, el TAV. En Vitoria Gasteiz la tensión se puede sentir en la piel de la calle, en los institutos y los gaztetxes. Una madre separada echa en falta a su hija que no ha venido a dormir y emprende una búsqueda que va a acabar por descubrirle, para su sorpresa y la de su ex, a una persona que no conocía.
Quizá de lo poco salvable del cine autóctono, con un debutante que sabe narrar y llevar la cámara atreviéndose con los planos medios y esquinados, tan devotos de Jaime Rosales cuando no le da la venada de la polivisión como en La soledad. Las dos actrices, un poco excesivas ambas, han recibido un Goya fruto de su trabajo. Probablemente la madre consigue ese gesto tan violentado y amargo pensando en la gala de ese monumento a la mediocridad y el ombliguismo del cine español.
Banda sonora casi ausente menos la emocionante Volver a los diecisiete de Violeta (aquí en la Tierra).
Hablada en euskera, tan atropelladamente silabeado como el de mi profe que cuesta seguir los subtítulos, no llego a adivinar si el guion del director tropieza en la realidad o acierta con ella, porque en 2009 escandalizarse porque una joven de 17 se quede embarazada y milite en la kale borroka, o llamar puta (sic, en castellano) a la madre porque sube a casa a veinteañeros, es como ahora descubrir que la TV es un arma de destrucción masiva o que Eurovisión es una horterada tóxico-reptiliana.
O quizá la realidad es más tozuda, más rotunda, que nuestros prefabricados mentales.
alfonso